Previsiones económicas

Bruselas alerta de la desaceleración de la economía española en 2024 y de un déficit que seguirá alto

La Comisión Europea prevé un mayor crecimiento en 2023, del 2,4%, pero revisa dos décimas a la baja el del próximo año y sitúa el déficit público por encima del 3% en 2024 y 2025

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni. / EFE

Silvia Martinez

La economía española crecerá este año un 2,4%, dos décimas más de lo proyectado en septiembre, pero la desaceleración en 2024 será mayor de la esperada con un crecimiento del 1,7% frente al 1,9% pronosticado, según las previsiones económicas de otoño presentadas este miércoles por la Comisión Europea que confirman que la inflación seguirá moderándose en España y que el déficit público, pese a la eliminación gradual de las medidas adoptadas para mitigar el impacto de los elevados precios de la energía, seguirá por encima del umbral 3% tanto en 2024 como en 2025 cuando se reactivarán las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

El nuevo análisis de Bruselas sigue colocando a España como el principal motor de la economía europea que este año ha perdido impulso debido al aumento del coste de la vida, la debilidad de la demanda externa y el endurecimiento de la política monetaria. Es más, la economía española seguirá creciendo por encima del resto de potencias de la Eurozona como Alemania, que registrará un PIB negativo (-0,3%), Países bajos (0,6%), Italia (0,7%) o Francia (1%). Una evolución que ha llevado a la Comisión a revisar a la baja, por segunda vez consecutiva, el crecimiento de la zona euro y de la UE para este año que prevé del 0,6% (0,8% en septiembre).

Pese a esta desaceleración generalizada, el nuevo escenario macroeconómico que proyecta Bruselas en términos de crecimiento es positivo. España seguirá creciendo en 2024 y 2025 por encima de la media europea gracias a la demanda interna que se espera sea el “principal motor de crecimiento” el próximo, respaldado por un mayor aumento de los ingresos reales de los hogares y la continua flexibilización de las presiones sobre los precios.

Entre los elementos que más pueden ayudar al impulso de la economía se encuentran la aplicación del plan de recuperación y la aceleración de los desembolsos a los beneficiarios finales que contribuirá a sostener la inversión, especialmente en maquinaria y equipos. “Como resultado, se prevé que el PIB crecerá un 1,7% en 2024, antes de acelerarse ligeramente hasta el 2% en 2025, cuando el impacto del componente de préstamo del RRF recientemente aprobado proporcionaría un mayor estímulo al gasto que impulsa el crecimiento”, apunta la Comisión en su informe.

Los riesgos no desaparecen y se refieren al impacto prolongado sobre la demanda del endurecimiento de las condiciones financieras, especialmente a la luz del elevado, aunque decreciente, nivel de deuda externa, pública y privada. No obstante, el creciente poder adquisitivo de los hogares y la saneada situación financiera de hogares y empresas, “gracias al menor apalancamiento y la liquidez acumulada en los últimos años, podrían mitigar los obstáculos al consumo y la inversión”, sostienen los expertos comunitarios.

Resiliencia del mercado laboral

En cuanto al mercado laboral, el informe se hace eco de la creación sostenida de empleo y la reducción de la proporción de empleados temporales en el sector privado que están sustentando la resiliencia en este terreno este año, a pesar de la desaceleración del crecimiento del empleo observada desde el verano. Por ello, “se espera que la tasa de desempleo caiga al 12,1% en 2023 y siga mejorando durante el horizonte previsto, hasta el 11,6% y el 11,1% en 2024 y 2025, respectivamente”. Las previsiones también esperan un repunte de los salarios “moderado” y “alineado” con los umbrales establecidos en el acuerdo plurianual firmado en mayo pasado, “lo que no debería afectar significativamente la competitividad de costos”.

Las nuevas previsiones también ofrecen un horizonte positivo en cuanto a la evolución de la inflación. Bruselas espera que España cierre el año con una inflación del 3,6%, gracias a la moderación de los precios de la economía. También se moderará gradualmente en el horizonte de las previsiones la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos, y se prevé que se reduzca al 3,4% en 2024 y el 2,1% en 2025.

Déficit por encima del 3%

Respecto a la evolución del déficit público, seguirá cayendo aunque de forma más moderada que en 2021 y 2022 debido a unos ingresos tributarios indirectos menores de lo esperado debido a la desaceleración de la inflación de los bienes importados. Además, por el lado del gasto, el creciente coste de las pensiones, impulsado por la indexación a la inflación, y el consumo intermedio están impulsando el aumento del gasto corriente, explica la Comisión que menciona también los dos paquetes de medidas aprobados en mayo por valor de 2.700 millones para mitigar el impacto de los altos precios de la energía, incluida, una extensión del IVA, la reducción para alimentos básicos y el apoyo directo a los sectores del transporte por carretera y marítimo. Todo esto hará que España cierre 2023 con un agujero en las cuentas públicas del 4,1% del PIB.

Para 2024 y 2025, Bruselas prevé que, si se mantienen las políticas aplicadas por el actual Gobierno de Pedro Sánchez, el déficit seguirá reduciéndose hasta el 3,2% el próximo año y los ahorros derivados de la eliminación gradual de las medidas relacionadas con la energía serán el principal motor de esa reducción. Dado que el impacto presupuestario de las medidas en materia de ingresos, como el impuesto a las instituciones financieras o el impuesto al patrimonio solidario, expirará a finales de 2024, las previsiones auguran un nuevo ligero aumento del desvío presupuestario en 2025 hasta el 3,4%. En cuanto a la deuda, la previsión de Bruselas es que continúe su trayectoria descendente en 2023, disminuyendo hasta el 107,5% y se estabilice después en 2024-2025 en el 106,5%, a medida que se desvanezca el diferencial favorable entre el crecimiento del PIB nominal y el costo del servicio de la deuda.