Fútbol
Cata Coll, Patri Guijarro y Mariona Caldentey firman un póquer histórico con el Barça
El equipo azulgrana se proclama campeón de Europa tras ganar (2-0) al Olympique de Lyon
Dos dianas de Aitana Bonamatí y Alexia Putellas firman la tercera corona europea para las culés
El conjunto catalán suma la Champions a los títulos de Liga, Copa de la Reina y Supercopa
![Final de la Champions femenina | FC Barcelona - Olympique Lyon, en imágenes](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/5cb24267-87d8-4cc4-81d4-0ee9a4587a0b_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
FC Barcelona - Olympique de Lyon. / EFE
Laia Bonals
No vinieron a para rendirse. No entró nunca en sus planes, ni en su vocabulario. El Barça está aquí para reinar, para hacer historia, para cerrar bocas. Y ahora son las reinas de Europa arrebatándole la corona a su bestia negra, derrocando a un Olympique de Lyon que se mofó de ellas en dos ocasiones. Pero no hubo una tercera, no lo iban a permitir. Y menos Aitana Bonmatí. La catalana marcó el primer tanto dando un beso al escudo en pleno delirio culé. Fue para los que siempre creyeron, para los que las acompañaron, para todos aquellos que vivieron con ellas una tarde histórica en San Mamés que terminó con Alexia Putellas levantando el trofeo a lo más alto de Bilbao.
El duelo venía servido de épica. Aquellos 'nuncas', aquellos reproches se acabaron cuando las futbolistas saltaron al césped con un estadio lleno hasta la bandera. Los gritos resonaba y las bufandas volaban al viento. El Olympique fue el primero en llegar. Aprovechó un saque de banda para arremeter contra el área de Cata Coll. Desafio al que el Barça respondió con un remate forzado de Salma Paralluelo despues de una internada maratoniana de Caroline Graham Hansen, que terminó en las manos de Endler sin complicaciones. Las culés estaban preparadas para todos los escenarios. Encajar en los primeros compases era el peor, como había pasado en todas las anteriores finales contra el Lyon. Y ese lo salvaron con una primera parte regia, donde el Barça estuvo en su sitio, consciente y coherente, esperando a ver hacía donde se decantaba el duelo.
Sin prisa. El Barça se centró en lo que podía hacer en cada momento. No aventuro escapadas, no trató de correr más de lo que podía. A fuego lento todo sale mejor. Y el conjunto dirigido por Jonatan Giráldez fue saliendo de su campo, donde el Lyon quiso confinarlo durante los primeros minutos. Progresaron, pero demasiado juntas, olvidándose así de las bandas. Al Barça le costó fluir, dejarse llevar por el balón. Los peligros del Lyon eran muchos, tantos que le quitaron un poco esa electricidad que tiene el conjunto culé sobre el césped.
Les costaba salir más allá, reponerse del maltrato del Lyon. El miedo a un contraataque las llevó a arriesgar poco en los chutes. Pero el Barça supo sufrir. Eso que tanto le costó en otras finales, en Bilbao lo aguantó. Tuvo la calma de un equipo seguro de sí mismo, que sabe lo que quiere hacer, que de su idea de juego hace un mandamiento. Lo hizo con delicadeza, con destreza, como Aitana Bonmatí acaricia el balón. Ese mimo a algo que adoras, al que tienes tal devoción que cuidas hasta en los momentos más difíciles.
Pasaba la hora de partido cuando Mariona filtró un balón con el tempo justo, que se deslizó con la fuerza justa, para impactar en el pie de Aitana Bonmatí que se colaba entre líneas del equipo francés. La Balón de Oro condujo hasta inmiscuirse en la área, recortar para levantar el balón lo justo para sobrepasar a Endler, ya vencida en el suelo. Se cogió el escudo, como aquel que se agarra a la esperanza. Lo señaló y lo besó mientras corría a toda velocidad hasta encontrarse con sus compañeras, con los brazos abiertos. Como quien alza el vuelo, como este Barça que por primera vez en su historia tenía opciones de ganar el todopoderoso Lyon. Porque de historia no de vive, de ella solo de aprende para resurgir, como este equipo que se ha alzado en armas ante la oposición.
Fue un delirio, un total y absoluto sueño lo que se vivió en San Mamés. El Barça aguantó, sufrió y defendió el gol como si le fuera la vida en ello. De hecho, le iba. No solo era fútbol o un partido, era convertirse en un icono, reafirmar su reinado y terminó con la reverencia que ha marcado la historia del fútbol femenino. Solo tiene un nombre, el de Alexia Putellas La capitana, la líder, la comandante de un equipo que ha firmado una era y del que no se piensa ir. En el añadido, y tras un centro excelente de Pina, la '11' remató un balón desde el centro del área pequeña. La puso contra la red, como al Lyon, y sumó el segundo tanto para un Barça que firmo un póquer para alzarse con su tercera Champions en su historia.
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