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Triatlón

Ramón Arroyo: "Todo el mundo tiene su esclerosis múltiple particular y lucha en su propio ironman"

El triatleta de Bilbao se lamenta de que "hoy en día hay que justificarse hasta por el hecho de ser feliz"

El triatleta Ramón Arroyo, ayer en el teatro Xesc Forteza, donde ofreció una charla motivacional bajo el lema 'Rendirse no es una opción'. b. ramon

La vida no se lo ha puesto fácil, pero Ramón Arroyo no ha dejado nunca de luchar. Su ejemplo es fuente de inspiración para muchas personas. El bilbaíno aterrizó ayer en Palma para difundir un mensaje: “Rendirse no es una opción”.

P Antes de nada, ¿cómo se encuentra en la actualidad?

R Pues estoy un poco como el tiempo. He tenido un par de DANAS este año, pero parece que ya está más tranquila la cosa. Con la llegada del verano se revoluciona mi sistema inmunológico y me la lía. Ahora estamos en una época tranquila y creo que este año que entra va a ser bueno, los años pares siempre se me dan bien, aunque el año que viene me tocará decir que son los impares los que suelen ser más llevaderos.

P ¿Siempre le ve algo positivo a la vida? De eso iba su charla.

R Más que de positivismo, lo que me gusta contar es qué cosas me han servido para tirar hacia adelante. Por qué hemos llegado hasta donde hemos llegado o por qué una persona con esclerosis decide ponerse a correr. Yo no tenía necesidad de que mi caso saliese a la luz, pero sí quería que sirviese de ejemplo para otras personas.

P ¿El enfermo de hoy en día tiende al positivismo?

R En realidad hay una tendencia bipolar. Cuando tienes una enfermedad o vives una circunstancia adversa, los hay que van siempre llorando por las esquinas y hay otros que lo viven radicalmente al contrario. Yo soy de la opinión de que los excesos nunca son buenos. Supongo que habrá gente que me identifique como el ejemplo de positivismo total y siempre me gusta explicarme. Soy consciente de que la gente no puede lograr cualquier cosa que se proponga, eso es verdad, pero desde luego que si se tiene una actitud positiva, vas a conseguir más cosas que si no la tienes. Evidentemente eso no te garantiza la curación, simplemente te ayuda a encajar mejor las cosas.

P ¿A la gente le molesta su felicidad?

R Hoy en día hay que justificarse hasta por el hecho de ser feliz. Estoy agotado de tener que explicar por qué soy un tío positivo y por qué trato de tirar hacia adelante. En este clima en el que estamos de enfadarnos por todo y de ser unos ‘onfediditos’, esto parece que ya entra dentro del juego y me lo llego a tomar con naturalidad.

P Ya no se respeta ni al enfermo.

R Hace unos años creía que había temas blancos, temas algo más amables, pero me he dado cuenta de que ya no es así. Todo el mundo se posiciona y lo único que hacemos en enfrentarnos. Cuando yo digo que rendirse no es una opción, hay gente que me dice: “Pues si estuvieras en esa situación sí te rendirías porque...” A ver, es una frase hecha. Claro que rendirse puede ser una opción, pero hay que ver cuál es la situación. Si te propones un reto demasiado ambicioso, no es que te rindas, es la propia vida la que te retira.

P Usted cuando se puso el reto del Ironman, no eligió una meta precisamente sencilla.

R El reto de hacer el ironman, más que ambicioso, fue llamativo. En la vida yo ya había hecho unos cuantos maratones. Evidentemente era un salto, pero sabía que la capacidad la tenía y que si la enfermedad me respetaba, íbamos a llegar. Cuando le planteé a mi entrenador el reto me dijo: “¿Estás dispuesto a estar agotado todos los días, cansado y con dolores musculares?” Yo vivo desde 2004 con esa sensación. Nunca sabes cuándo te va a dar un brote o cuándo vas a vivir con dolores. Ahí jugamos mis cartas. Físicamente no, pero psicológicamente estaba preparado.

P 3,86 km de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de carrera a pie. ¿Cuál era el mayor reto?

R Correr siempre ha sido mi gran hándicap, ya no solo por la esclerosis si no por mí físico, además es lo que más me afecta a la pierna derecha. El día de la prueba vivimos además un diluvio universal y estaba casi absolutamente convencido de que la prueba estaba suspendida. Con todo el ruido que habíamos hecho, íbamos a quedarnos ahí por algo ajeno a nosotros. Al final tuvimos suerte y salió el sol.

P ¿Tiene algún reto en mente ahora mismo?

R Físicamente estoy bastante peor. Los años pasan. Estamos hablando de que eso fue en 2013 y en este tiempo han pasado unos cuantos años, unos cuantos kilos, unos cuantos brotes y unos cuantos tratamientos. Por ahora quiero recuperar la tranquilidad de salir a entrenar cuando me apetece. Salir y disfrutar, solo eso. El ritmo y los kilómetros ya es lo de menos.

P ¿Qué secuelas padece actualmente a causa de esos brotes?

R Lo que peor llevo es el tema de la sensibilidad. Últimamente he tenido muchos brotes en el lado derecho y se me hace muy difícil. Para que me entendáis. Cuando me pongo a correr, en un pie me da la sensación de que llevo una deportiva y en el otro una plataforma, eso es lo que siente mi cerebro y es lo que transmite a mis piernas. Yo tengo que convencerme de que no es así, porque la realidad es que llevo dos deportivas. Es una lucha difícil de explicar y complicada de llevar.

P El 4 de noviembre se cumplirán tres años del estreno de la película ‘100 metros’. ¿Hubo algo negativo de todo ello?

R Lo más importante fue poder poner un altavoz a una enfermedad muy desconocida para la sociedad. El que aquel reto pequeñito acabase en una película fue algo muy importante. Lo negativo fue justo eso, que no fuimos capaces de aprovechar ese altavoz que la vida nos dio. Tengo la sensación de que no se ha dado lo suficiente.

P ¿Ahora su ilusión sería poder cruzar alguna línea de meta con sus hijos?

R Todavía son pequeños. El primero es más deportista, pero por desgracia me ha salido futbolista. El pequeño me ha salido artista. Le gusta más la interpretación y actuar. Lo importante es no imponerles nada, que ellos se pongan sus propias metas. Ironman o esclerosis múltiple no deja de ser una metáfora. Todo el mundo tiene su propia enfermadad, su propia incertidumbre, miedo o limitación; al igual que se mueve por su propios retos personales o ironmans. Para unos será hacer 200 kilómtros y para otros bajar a la calle a comprar el pan.

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