Solamente los más viejos del lugar recuerdan la última vez que el Atlético Baleares. El ascenso que tocaron con las manos los hombres de Manix Mandiola mantiene la deuda histórica que arrastran hasta tres generaciones de balearicos.

El recorrido de los blanquiazules en el fútbol de plata se resume en cuatro campañas divididas en dos etapas, de dos cursos cada una, curiosamente separadas por una década exacta (1951-53 y 1961-63).

Además de los reveses encajados recientemente ante Racing de Santander y Mirandés, se intentaron siete asaltos más para que la entidad que surgió de la fusión del Athletic FC y el Baleares FC tocara de nuevo su techo histórico. Los primeros llegaron inmediatamente con cuatro promociones.

Las últimas tres tentativas pertenecen a la última década. Nos referimos a los play-off de ascenso de las temporadas 2011-12, 2016-17 y en la presente campaña. En ese medio siglo de impás, los blanquiazules alternaron la Segunda B, la Tercera División e incluso tres descensos al infierno de la Regional Preferente en los 70, 80 y quince años atrás (2004-05).

La savia joven balearica habrá escuchado como sus abuelos, algunos de ellos desgraciadamente ya no están entre nosotros, recordaban con nostalgia aquella promoción de permanencia ante el Algeciras que, el 19 de junio de 1963, condenó el porvenir de los palmesanos a alejarse del segundo escalón nacional durante casi seis décadas.

Un gol de Periquito, a ocho minutos del final, decidió el partido de desempate entre andaluces y mallorquines celebrado en el viejo estadio levantinista de Vallejo (2-1). En la ida los rojiblancos se impusieron en su campo por tres goles a uno. Los blanquiazules dieron la réplica en el Estadi Balear con un triunfo por dos a cero gracias a los tantos de Matito y Palacios.

Actualmente, con ese marcador, los atléticos hubiésen logrado la salvación. Pero entonces todavía no se computaba el valor doble de los goles marcador como visitante en caso de empate. Como consecuencia, el club presidido entonces por Sebastià Grimalt y entrenado por el sevillano José Valera, se vio obligado a regresar a Tercera División.

El último equipo que vistió la elástica blanquiazul en la División Norte de Segunda estaba formado en su mayoría por futbolistas peninsulares, dos extranjeros como el húngaro Jozsef Csoka y el uruguayo Hugo Villamide además de cuatro mallorquines. La nómina de autóctonos la completaban los poblers Juan Cladera, José Terrasa y Alfredo Rettich sin olvidar a Juan Morro, natural de Selva.

Los titulares Mambrilla, Bernardí, Pastor, Guillamón, Moreno, Uría, Pachi, Mirlo, Fuertes, Echevarría y Csoka iniciaron el curso a las órdenes del técnico canario Satur Grech. Pero el banquillo de la Vía de Cintura cambió de inquilino en la décima jornada del campeonato para dar paso al ya mencionado Valera. El andaluz cogió a un equipo colista al cual logró reanimar hasta el mal menor de la promoción de permanencia pero se quedó a un de obrar el milagro.

1963-64

Un año después del descenso, el Atlético Baleares terminó subcampeón del Grupo XIII de la Tercera División por detrás del CD Menorca. Las dos primeras plazas de la sección balear daban un billete para la fase de ascenso. Los de Ciutat se cruzaron con el Real Avilés, también segundo clasificado del grupo asturiano.

Los blanquiazules empezaron con mal pie cayendo en su desplazamiento al norte de la península por dos goles a uno. La remontada en el Estadi Balear se fraguó gracias a un triunfo por tres a uno que otorgaba el pase a la penúltima ronda antes de tentar el regreso a Segunda.

Allí les esperaba el CD Cartagena. El subcampeón del grupo murciano terminó imponiéndose en ambos duelos, dos a cero en la ida y uno a dos en la isla, para abortar las aspiraciones balearicas obligándoles a tener que militar un año más en la tercera categoría del fútbol nacional.

1964-65

Más corto fue el trayecto del siguiente curso a pesar de que los atléticos llegaron a las instancias finales tras consumar el campeonato del grupo balear de Tercera tomando el relevo del CD Menorca, que acabó segundo.

El sorteo deparó que los mallorquines se cruzaran con el CD Badajoz, primer clasificado del grupo extremeño. La ida en el feudo blanquiazul se saldó con empate a un gol. Los pacenses se impusieron en la vuelta por dos a cero eliminando a los balearicos.

1965-66

La UD Mahón impidió que el Atlético Baleares revalidara su condición de primer clasificado del grupo insular. No obstante, los de Ciutat sí obtuvieron de nuevo su plaza por tercera campaña seguida para la promoción, esta vez como subcampeones.

El Sevilla Atlético fue su oponente en una primera ronda que tuvo que resolverse en el duelo de desempate. El filial sevillista goleó a los mallorquines en la ida por tres a cero. Los balearicos salvaron los muebles en el Estadi Balear con una remontada incompleta, cuatro a uno, que servía para llegar al tercer partido que resolvieron por la mínimia (2-1).

También llegó al tercer asalto, aunque con desenlace amargo, la segunda eliminatoria ante el CD Terrassa. Los catalanes se impusieron por dos a uno en la ida como locales y con idéntico resultado respondieron los isleños. El encuentro decisivo fue un festival goleador, cuatro a tres, que inclinó la balanza del lado egarense.

1967-68

Dos temporadas tardó el Atlético Baleares en regresar a una instancia final por el ascenso a Segunda. En esa ocasión lograron hacerlo de nuevo como campeones del grupo balear por delante de los mahoneses.

El Recreativo Portuense, primero del Grupo XII, fue el rival en suerte para los palmesanos. El conjunto gaditano se impuso tanto en la ida, disputada en el Puerto de Santa María, como en la vuelta en la isla por un gol a cero y uno a dos, respectivamente.

Esta última tentativa supondría un paréntesis de cuarenta y cuatro años sin aparecer de nuevo en una promoción de ascenso a Segunda. En este casi medio siglo, el fútbol cambió hasta tal punto que se creó una categoría intermedia, la Segunda División B, que desplazó la Tercera al cuarto escalón nacional y que supondría un obstáculo más en la travesía balearica por el desierto en busca de la tierra prometida.

La última década prodigiosa del Atlético Baleares se gestó con el binomio formado por el presidente Fernando Crespí y el músculo económico de Bartolomé Cursach. Un doble ascenso a la categoría de bronce en las temporadas 2007-08 y 2009-10 permitió dejar atrás un eternizante letargo en Tercera División.

Desde entonces se ha dado paso a la etapa más larga de consolidación en Segunda B con nueve temporadas consecutivas 2010-19, dos títulos de campeón del Grupo III 2012 y 2019 y tres participaciones en el play-off de ascenso 2012, 17 y 19.

2011-12

Gustavo Siviero capitaneó la nave balearica en la consecución del primer campeonato del Grupo III. Crespí y Cursach no escatimaron en esfuerzos para conformar una plantilla de ensueño en manos del técnico argentino.

Nombres que militaron en Primera División como Jesús Perera, acabó la temporada como pichichi con 23 goles, el exsevillista Antoñito y el exbético Dani Martín encabezaban el cartel de un equipo que logró campeonar a falta de dos jornadas del final.

La portería tuvo denominación de origen isleña con el artanenc Xavi Ginard y el esporlerí Biel Ribas. En esa época, el actual capitán Francesc Fullana formaba parte de las filas blanquiazules aunque sin el protagonismo que ha llegado a alcanzar con los años.

La eliminatoria de campeones, de triste recuerdo, cruzó al equipo de Siviero con el CD Mirandés. El equipo revelación de la Copa del Rey, alcanzó las semifinales contra el Athletic Club, fue el verdugo de los balearicos tras vencer por uno a cero en la ida y uno a dos en el Estadi Balear.

A ocho minutos del final, el gol del colombiano Brayan Angulo mantenía la eliminatoria en igualdad y abocada a la prórroga. Pero, un inoportuno penalti cometido por el defensor argentino Martín Mantovani, permitió a Pablo Infante poner la igualada para los burgaleses antes del desafortunado tanto en propia meta de D avid Sánchez que supuso la puntilla.

Abatidos por el golpe, los blanquiazules tampoco aprovecharon la repesca cayendo frente al Lugo de Quique Setién por tres a uno en Galicia y no pasar del empate sin tantos en la vuelta disputada en la Vía de Cintura.

2016-17

El sexto y penúltimo intento antes del ansiado ascenso llegó de una forma tan frenética como inesperada. La tercera temporada de la propiedad alemana de Ingo Volckmann se iniciaba con el dulce recuerdo de la Copa RFEF conquistada el curso anterior. Ello elevó las expectativas puestas en el técnico Christian Ziege.

El exdefensa internacional con la selección germana no terminó la campaña al tener al Atlético Baleares a diez puntos de la cuarta posición a falta de nueve jornadas. Entonces llegó José Joaquín Moreno para tomar el relevo en Son Malferit. Apodado como Josico, el técnico albaceteño fraguó una reacción al sprint.

Con seis triunfos, dos empates y una sola derrota, los blanquiazules se colaron en el tren del play-off sobre la bocina y comprando el último billete. La suerte les cruzó con el CD Toledo. El equipo entrenado por Onésimo Sánchez, segundo clasificado en su respectivo grupo, cayó en la ida por la mínima con un gol de Malik Fathi.

Alberto Canario, entonces en las filas manchegas, igualó la eliminatoria en El Salto del Caballo. Pero los tantos de Julio Delgado y Luciano Becchio en el segundo tiempo voltearon el marcador para otorgar el pase a la penúltima ronda.

La inercia ganadora permitió a los de Josico afrontar desacomplejados el envite frente al Albacete Balompié que terminaba de caer frente a la Cultura Leonesa en la eliminatoria por el ascenso directo. Xisco Hernández rescató en el último suspiro un empate a uno en Son Malferit desde los once metros.

La moral balearica creció en el Carlos Belmonte con el tanto de Rubén Jurado que daba el pase provisional a los mallorquines a la ronda final por el ascenso. Un tanto del local Aketxe forzó una prórroga que, a cuatro minutos de ir a la tanda de penaltis, Aridane acabó volteando para los albaceteños ante un Atlético Baleares lastrado al encontrarse en inferioridad numérica.