Llorenç Serra Ferrer, a quien el Real Betis rescindirá en los próximos días su contrato de vicepresidente deportivo, anunció ayer en su despedida que "no está descartado que pueda vivir una cuarta etapa" en la entidad verdiblanca, aunque "de momento" no entra en sus planes. Serra, que posee un 1 por ciento de las acciones del Betis de las que no se piensa "desprender" por considerarse un "seguidor de los más fanáticos" del club, aseguró en una rueda de prensa celebrada en un hotel cercano al Benito Villamarín que quería "cumplir los dos años de contrato que tenía por delante con las condiciones que había firmado", aunque recibió una propuesta que no pudo aceptar.

El técnico mallorquín admitió que "con pena y tristeza" tomó la decisión "dar un paso al lado" porque no se "sentía a gusto por dignidad propia" con las nuevas condiciones de contrato que le ofrecieron, en la que sus responsabilidades menguaban y sus emolumentos se dividían entre tres. En todo caso, Serra cree que "en estos dos años, se ha hecho un trabajo muy bueno estructurando una plantilla sólida", tarea en la que ha "tenido un protagonismo importante, pero otros también han colaborado", aunque reconoció que "hubo pérdida de confianza cuando" expresó "que (Quique) Setién no aportaba para seguir creciendo y había que buscar un sustituto".

En todo caso, el balear cree que "no se sostiene la explicación" que le han dado para justificar su cese, tras lo cual se le ha "venido el mundo encima, la decepción se traduce en algo más", por lo que lo "ha pasado mal", cuando él se limitó a "avisar a la comisión deportiva de que la situación estaba un poco descendente". "La crispación con la afición era un lastre. La Liga no estaba cerrada, el objetivo estaba cerca. Podíamos haber llegado a la cuarta plaza porque había una gran plantilla. Tras perder ante el Valencia y el Levante, pensaba que tenía que ser un punto de inflexión", indicó Serra sobre la mala racha del equipo bético en el tramo final de la temporada.

Serra calificó la propuesta de los consejeros delegados, Ángel Haro y Jose Miguel López Catalán, como "un golpe bajo doloroso", sobre todo porque "la discrepancia surge" cuando señala que "la situación deportiva no tenía un punto fuerte y fiable".