Son Malferit volverá a dictar sentencia en la eliminatoria de los play-off de ascenso a Segunda División. El 0 a 0 del partido de la ida en el Álvarez Claro deja la fase abierta para el encuentro que el Atlético Baleares y el Melilla disputarán el próximo domingo en tierras mallorquinas, en horario todavía por decidir.

Las cosas no le salieron bien a los de Manix Mandiola ante el Racing de Santander. Pese a que el empate a cero en el estadio de El Sardinero sabía a gloria, los racinguistas hicieron valer la regla del valor doble de los goles a domicilio (1-1) para adjudicarse la eliminatoria y certificar su ascenso a Segunda División.

Son Malferit jugó su papel, sin duda. El estadio de la Federació de Futbol de les Illes Balears fue una olla a presión y los de Iván Ania pasaron por serios apuros para mantener el resultado que finalmente les catapultó hacia el fútbol profesional.

En esta ocasión el Melilla ha expuesto muchos menos argumentos que el Racing para adjudicarse la ronda y, pese a que los antecedentes no invitan al optimismo, las sensaciones son claramente diferentes.

El Atlético Baleares ha demostrado a lo largo del curso su valía como local. Durante la fase regular, los blanquiazules perdieron un solo encuentro en toda la temporada. Los mallorquines sumaron dieciséis victorias y dos empates. El bagaje de cara a portería de los de Manix Mandiola también merece una mención. Los mallorquines perforaron la portería rival hasta en 32 ocasiones y Carl Klaus solo tuvo que recoger el balón entre las redes doce veces. Las dimensiones del estadio, la pasión de la afición, el césped artificial, el horario o el calor juegan a favor de los balearicos ante un Melilla que obligatoriamente se sentirá incómodo en la vuelta de la eliminatoria de los play-off por el ascenso.

Ahora las bazas pasan por recuperar a algunos jugadores que, dada la carga de partidos, han llegado demasiado justos a este tramo final de la temporada. Samuel Shashoua debe convertirse en una de la piezas clave del equipo. En los dos partidos ante el Racing de Santander no tuvo apenas protagonismo y ayer ni siquiera pudo participar junto al resto de compañeros por unos dolores en la espalda. La lesión de Kike López y el baile de jugadores en la línea del centro del campo y la defensa han pillado en fuera de juego a un equipo que confía totalmente en el calor de Son Malferit.