Los aficionados de River Plate sonrieron, los de Boca Juniors lloraron. Esa fue la realidad tras el resultado de la final de la Copa Libertadores disputada esta noche en el Santiago Bernabéu. Los hinchas de River se concentraron en la Cafetería La Croissanteria y, tras el susto inicial tras adelantarse Boca, llegó el alivio con el tanto del empate y la locura definitiva con el gol del colombiano Quintero en la prórroga. Fue la locura de unos aficionados que suspiraban por este título.

Todo lo contrario se vivió en el bar Sportium del Polígono Can Valero, donde los aficionados de Boca vivieron uno de los disgustos deportivos de su vida. Era el partido de sus vidas. Vieron muy cerca la gloria del título con el gol Darío Benedetto al filo del descanso. Pero todo se torció para el equipo 'xeneize' en la segunda parte con el gol de Lucas Pratto, con la expulsión de Wilson Barrios y el tanto en la prórroga de Quintero, que acabó con las ilusiones de los muchos aficionados de Boca que se congregaron en esta peña palmesana.