P ¿De dónde viene su espíritu aventurero?

R Mi abuelo nació en Nueva York, supongo que eso me despertó el deseo de descubrir lo que hay fuera. Desde muy pequeñito ya me entusiasmaba la aventura: devoraba los libros de Julio Verne y con 16 años me fugué de casa, dos o tres días. Llegué hasta Sóller -por aquel entonces vivía en Bunyola- y ya me pareció el fin del mundo.

P ¿Cuál fue su primera expedición? ¿Cómo fue?

R Fue con Tolo Calafat a hacer el Aneto. Fuimos en moto, con muy poca experiencia y apenas gasolina. Nos quedamos tirados, pero conseguimos hacer cima. Nos gustó mucho y empezamos una amistad de muchísimos años.

P ¿Considera que la adrenalina es un motor para realizar expediciones?

R Sí, pero no en mi caso. Me gusta tener las cosas bajo control. Puedo haber hecho una montaña muy alta, un río muy caudaloso, pero siempre con mis posibilidades.

P ¿Cómo se sintieron al ser los primeros mallorquines en hollar la montaña más alta del planeta, el Everest?

R Nos sentimos afortunados. Fue todo bastante rápido. A pesar de la presión mediática por conseguirlo y de los patrocinadores por utilizar oxígeno, fue muy satisfactorio.

P ¿Cómo vivió la posterior popularidad?

R Me sorprendía que la gente nos parase por la calle, ¡Solo éramos montañeros, no futbolistas! En realidad el Everest lo puede hacer todo el mundo. Solo hay que tener cabeza y ganas.

P ¿Qué significa para usted la amistad?

R Es algo químico, sin ninguna condición. Cuando haces viajes largos, te acostumbras a despedir a gente. Esas amistades se vuelven muy intensas. Me acostumbré mucho a decir adiós. A lo mejor no los vuelvo a ver nunca más, pero sigo considerándolos amigos.

P ¿Cómo le afectó la muerte de Tolo Calafat?

R A Tolo le consideraba mi amigo. Cuando nos veíamos parecía que no había pasado el tiempo. Después de su muerte no he vuelto a hacer alta montaña.

P ¿Qué objetivo le queda?

R Me gustaría ir a rescatar el cuerpo de Tolo con Pere Marc. No es fácil ir a la montaña donde se ha muerto un compañero de aventuras -por el Annapurna-. Me da un poco de miedo enfrentarme a la situación. No sé si será posible rescatar su cuerpo, pero al menos querría hacer un homenaje a la montaña donde estuvo Tolo.

P ¿Cómo surge Moltabarra?

R Después de muchos viajes junto a Nacho Summers decidimos montar un bar. Queríamos que fuese un sitio de viajes que reflejase cómo somos nosotros. Le pusimos mucho cariño .

P ¿Cree que seguirá siendo viajero dentro de veinte años?

R Cada vez me cuesta más encontrar un destino de viaje. Internet ha hecho mucho daño, ha vuelto el mundo muy pequeño. Es muy difícil encontrar sitios vírgenes en los que te traten como un viajero y no como un turista, aunque yo sé que casi siempre seré un turista.