Enric Mas se aupó al segundo lugar del podio de La Vuelta tras ganar la vigésima etapa, en Andorra, con meta en el Coll de la Gallina, de 97,38 kilómetros, en la que el británico Simon Yates (Mitchelton), tercero, ratificó el maillot rojo y Alejandro Valverde quedó fuera del cuadro de honor.

En su segundo año de profesional, el corredor de Artà, de 23 años, se confirmó como la gran esperanza del ciclismo español en la cima andorrana, donde cruzó la meta después de batir en un duelo mano a mano al colombiano Miguel Ángel López (Astana), que será tercero en Madrid. Ambos descolgaron en el ascenso a Simon Yates, quien llegó al tope a 23 segundos.

La exhibición de Mas y López, quienes respondieron a un ataque de Yates a 17 kilómetros de meta, causó estragos y puso patas arriba la general a un día de llegar a Madrid. Desalojaron del podio a Valverde y a Kruijwijk. El español se hundió y perdió 3.09 minutos y el holandés 1.15.

Una batalla en toda regla en la subida de 7 kilómetros al Coll de la Gallina, donde no cabía más opción que el ataque para todo aquel que tuviera intereses en la general. La ambición del Astana dio el premio a López, y la clase y fuerza de Mas quedó una vez más al descubierto. Un éxito considerable para el mallorquín, un hombre de la cantera de la Fundación Contador que pide paso. El propio Contador le señaló como su sucesor. Un ciclista llamado a protagonizar grandes gestas en las grandes vueltas por etapas ya que es un corredor completo. Sube como el que más en las montañas y va bien en las contrsarreloj.

Simon Yates aguantó la última prueba con nota, si bien no pudo demostrar la superioridad mostrada el día anterior en La Rabassa. Remolcado por su hermano durante toda la etapa, aún trató de dar otra lección, pero se topó con López y Mas, ayer más fuertes.

Yates entrará en Madrid de rojo y hará historia. A sus 26 años, el ciclista de Manchester, criado en la pista, firmará un hecho sin precedentes. Nunca habían ganado las tres grandes en un mismo año tres ciclistas diferentes del mismo país. Froome se llevó el Giro y Geraint Thomas el Tour.

La última batalla de La Vuelta en el Principado ofreció un territorio de montaña, con seis puertos y un final muy duro con rampas de hasta el 18 por ciento. Una escapada animó el trayecto, si bien los equipos de la general dejaron claro desde el principio que la aventura estaba condenada.

A 17 de meta Yates abrió fuego muy lejos, confiado en sus fuerzas. Enseguida se le unió Mas y ambos alcanzaron a López y Quintana bajando el puerto. Valverde ya estaba fuera del podio. Lo mismo que Kruijswijk. Mas y López plantaron al líder y se marcharon en comandita hacia la cima. Sus objetivos estaban en sus respectivas manos, pero faltaba por decidir quién se llevaba la etapa. En las rampas más duras, Mas le dio palique al colombiano. Se trataba de no dejar acercarse a Yates, que subía con apuros a su ritmo, y de asegurar sus podios.

El resto de la historia la escribió Mas por todo lo alto. Le cambió de ritmo tomándole prestado el apodo de 'Súper'. Fue más, con acento en su apellido. El mismo que ganó esta temporada en Arrate durante la Vuelta al País Vasco ante Landa.

Un aficionado al buceo que emerge como figura de las aguas del Mediterráneo, el heredero de Contador, que nació en 1995, el año del último Tour de Indurain. Su nombre ya hace palpitar el corazón del ciclismo español.