Manix Mandiola tiene los días contados como entrenador del Atlético Baleares. El principal artífice de la permanencia del conjunto blanquiazul no cuenta con la confianza de la dirección deportiva de cara al proyecto 2018/19. El principal motivo es la negativa del técnico eibarrés a aceptar las injerencias del director deportivo Patrick Messow y sus asesores a lo largo de la temporada.

Mandiola, que llegó en febrero tras la destitución de Horacio Melgarejo, acumuló veinte puntos de los últimos treinta posibles para revertir la delicada situación clasificatoria de los balearicos. Deportivamente cumplió con el objetivo que le exigieron a su llegada, pero la relación con la planta noble de Son Malferit se deterioró a medida que el entrenador vasco hacía oídos sordos a las exigencias que se entrometían en su parcela como técnico.

Uno de los capítulos más delicados en este serial fue el de la portería. Armando de la Morena y Horacio Melgarejo alternaron a Carl Klaus y Oinatz Aulestia. El meta alemán sufrió un aparatoso accidente doméstico durante el parón navideño que le ocasionó una lesión ocular. Su justificada ausencia durante dos meses permitió a Mandiola iniciar su etapa alineando al portero vasco, que tuvo bajo sus órdenes en el filial del Eibar, hasta la recuperación del teutón.

Klaus no disputó ningún minuto desde el último encuentro de la primera vuelta frente al Ebro y tampoco lo hizo en las catorce jornadas en las que Mandiola se encargó de hacer las alineaciones. La discrepancia de criterios entre el técnico y la dirección deportiva quedó tapada por la buena marcha de resultados en las últimas diez jornadas. El entrenador nacido en Eibar podría vivir una situación parecida a la de Josico Moreno. El albaceteño tampoco continuó a pesar de lograr in extremis la clasificación por el playoff de ascenso alcanzando incluso la penúltima ronda.