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Al Trote

Quilombo administrativo

Los propietarios mallorquines padecen el desorden fiscal provocado por las diferencias en el pago de los premios de las carreras

El presidente del Institut de l´Esport Hípic del Consell de Mallorca, Jaume Ramis, y el presidente de la Federació Balear de Trot, Joan Llabata, en la presentación del calendario de reuniones del 2016.

Los propietarios del trote mallorquín sufren un auténtico quilombo administrativo y fiscal , que desde principios del 2015 afecta enormemente a su orden contable y de gestión de los ingresos económicos que perciben. Premios por los resultados de las actuaciones de sus caballos en las competiciones deportivas en las que participan. Especialmente en aquellas en las que concluyen con cierto éxito y derecho a ser recompensados en metálico. Es decir, en las que terminan en la línea de meta clasificados entre los siete primeros de su carrera.

Un importante barullo provocado por las enormes diferencias fiscales que presentan las dos modalidades de pago actualmente vigentes sobre los premios de las carreras de los hipódromos mallorquines, dependiendo ambos del organismo que los emite.

Por ejemplo, el Institut de l'Esport Hípic del Consell de Mallorca, gestor y responsable de los hipódromos de Son Pardo y Manacor, abona los premios de las carreras que promueve y financia sin incluir remuneración alguna por el concepto del Impuesto del Valor Añadido (IVA).

Mientras, la Federació Balear de Trot (FBT) aplica la inclusión y suma del IVA, desde enero del 2015, a los premios que abona por los resultados de las carreras Premium que organiza y se disputan en el Hipòdrom Son Pardo desde el año 2011. Una dinámica novedosa, tras entender sus responsables administrativos que los premios que reparten son producto de una actividad económica. Por algo se financian con el tres por ciento del monto global de las apuestas hípicas que sobre ellas se comercializan en Francia.

Eso sí, durante hasta cuatro años, y bajo la gestión del mismo presidente actual, Joan Llabata, la FBT repartió sus premios sin IVA -hasta el 2014-, por valor de unos 2.75 millones de euros.

Una inspección de Hacienda desarrollada a finales del 2014 sobre las cuentas de la FBT, así como su comprometido resultado, recomendó a los gestores de la entidad a variar sustancialmente los conceptos de los abonos de los premios que repartían e implantar el de pagos más IVA.

Bipolaridad

Tras eso, tanto las cuadras con actividad económica reglada oficialmente, por sus condiciones de sociedades o otros modelos de negocio, como las que funcionan como amateurs -las más tradicionales y familiares-, deben superar desde hace un año importantes diferencias a la hora de enfrentarse y cumplir con las obligaciones fiscales y administrativas que implican y acarrean los premios deportivos que perciben.

En el caso de los que desarrollan actividad profesional reglada ese aspecto les afecta sobremanera, en negativo, al verse obligados a incluir prorratas sobre los premios que ingresan sin IVA por los pagos del Institut Hípic del Consell. Mientras que los que funcionan como amateurs, como cuadras privadas, se enfrentan, con los premios más IVA de la FBT, a unas obligaciones fiscales en la mayoría de las ocasiones entendidas como "exageradas". Especialmente cuando en Hacienda se entienden sus premios como ingresos profesionales y les obliga a hacer frente a un importante añadido de obligaciones fiscales, como la devolución del IVA, mientras disponen de un mínimo, o nulo, margen de deducción para recuperar sus inversiones o gastos.

Opiniones enfrentadas

Jaume Ramis, presidente del Institut del Esport Hípic desde julio del 2015, entiende que el organismo que él dirige cumple "perfectamente" con Hacienda y con los propietarios con su sistema de pago de premios por los resultados deportivos de las carreras. Eso sí, admite que "no es normal" que el pago de los premios de las carreras de caballos mallorquines se vean afectados por dos modelos fiscales diferentes dependiendo de qué organismo los abona.

Lo mismo defienden desde la FBT, tanto su presidente, Joan Llabata, como su tesorero, Nicolau Julià. Ambos están convencidos de que su entidad es la que actúa correctamente y que es en el Institut Hípic donde se equivocan. Mientras, quienes sufren la bipolaridad son los propietarios, las cuadras.

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