De la nada creció la isla de Yas y, sobre ella, colocaron el circuito que el domingo decide el Mundial. Ayer por la tarde, noche cerrada a las seis, el coche de seguridad inspeccionaba la pista a toda velocidad. Hace cuatro años no había más que arena donde Berndard Maylander guiaba el Mercedes plateado que apacigua el pelotón cuando hay accidentes.

Al sureste del golfo pérsico, es una de las 200 islas del emirato. El complejo de Yas Marina lo terminaron entre 14.000 obreros, 35 millones de horas en turnos de 24, con una inversión de 25.000 millones de euros. Montaron el trazado de Fórmula Uno, un impactante puerto deportivo y cedieron terreno para construir hoteles de a 800 euros la noche. Desde el Yas Hotel se pueden tocar los monoplazas, carrera de coches y alojamiento todo en uno. Sus 500 habitaciones ocupan 85.000 metros cuadrados, un espectáculo de formas curvilíneas en acero.

El conjunto es el proyecto estrella de Abu Dabi para dar un mordisco al pastel del turismo de los vecinos de Dubai. Tiene el emirato de la Fórmula Uno el diez por ciento de las reservas de petróleo del mundo y es el cuarto productor.

Tan bien ha salido la historia que la segunda edición de la carrera decidirá el campeonato, por cierto, con todas las entradas vendidas desde hace varias semanas.

Llega Fernando Alonso de líder, pero intrigado por cómo se portará el F10. Es idéntico al de Brasil. La misma configuración aerodinámica, ninguna mejora porque es imposible añadir nada en carreras consecutivas e incluso idéntico motor, con el kilometraje de Interlagos y el de la victoria de Monza en septiembre.

No es novedad que Red Bull salga como favorito, igual que en casi todas las pistas esta temporada. Pero Ferrari no estará esta vez a años luz porque las exigencias del circuito acercan a los dos monoplazas que se juegan el título. Al F10 del asturiano le gusta el segundo sector. El Ferrari se defiende bien en rectas largas y en zonas de mucha aceleración y frenadas bruscas. Responde con potencia cuando se le pide recuperación y "tracciona" sin dudar, perfecto para recuperar después de los tramos más veloces y de curvas lentas como la cinco y seis o la ocho y nueve.

La primera parte le viene mejor a Red Bull. Los cuatro virajes del inicio son eléctricos, cargados de exigencia aerodinámica, un caramelo para el coche que diseñó con tanto mimo y acierto Adrian Newey. Le van las zonas rápidas y las curvas enlazadas. De eso también se encontrará en el último sector, una zona que combina las facetas que mejor se les dan tanto a los coches de la bebida energética como al F10 de Alonso.

Tiene de pega la pista la dificultada de encontrar un lugar para el adelantamiento, quizá el más propicio sea la frenada de la doble curva tras la interminable recta. A los pilotos les gusta el firme impecable, sin baches, y los pianos de formas redondeadas.

Las incógnitas del fin de semana empezarán a resolverse en las sesiones libres de hoy, con una aproximación de lo que puede ofrecer cada monoplaza en la lucha por la pole de mañana y en la carrera que lo decidirá todo el domingo. La primera tanda está prevista para las 10 horas de esta mañana en España y la segunda, para las dos de la tarde.