No se sabe dónde estaba. Posiblemente en su box o en el hospitality de Yamaha. Estaba con los suyos, vamos. Y todos le oyeron gritar "¡¡¡¡veis, veis, cómo se puede adelantar por fuera!!!" Jorge Lorenzo, que acababa de ganar su octavo Gran Premio del año y se lo acababa de ganar al mismísimo Valentino Rossi, estaba disfrutando de la carrera, de la apoteosis que Marc Márquez, al que todos han convertido ya en su heredero, se fabricó, él solito, caída incluída, en la carrera de 125cc.

Y es que el niño de Cervera, de 17 años, que rodó por los suelos cuando iba camino de la parrilla de formación de la segunda salida, apareció en la cuarta posición en la primera curva de Estoril. Y, llegada la tercera curva, el chaval se fue por fuera, a toma mecha, con el puño del gas retorcido y pasó a dos adversarios ´por fuera´, como reza el emblema del ya tricampeón mallorquín.

Ese Lorenzo, que juzga como "¡buenísimo!" a Márquez, fue, curiosamente, el protagonista de otra gran gesta, de otro gran dato, en el año de España en el Mundial de motociclismo. Porque ´Giorgio´ hizo que el motociclismo español lograse su podio número 1.000. Y luego vendría Márquez con el 1001. Y Nico Terol, con el 1002. Aquello que inició Antonio Elizalde, en 1954, en la falda de la montaña de Montjuïc, de Barcelona, quedando tercero en el Gran Premio de España, ha terminado redondeándolo Lorenzo. Como no podía ser de otra manera.