El polaco Maciek Miereczko repitió en la mañana de ayer en Magaluf el triunfo en el maratón de Calvià, un triunfo con muchos matices diferenciados de la edición de 2008. Este corredor, que llegó a disputar la edición del pasado año un poco por casualidad, pues no pudo competir en Florencia y decidió hacerlo en la prueba mallorquina para no cerrar el pasado año sin competir, logró el triunfo en la pasada edición en los metros finales después de un generoso esfuerzo del burgalés Requejo, quien fue el que llevó el peso del esfuerzo pero no la recompensa de los laureles, teniéndose que conformar con la segunda plaza.

En esta edición volvían a repetirse los mismos protagonistas –Miercezko y Requejo como máximos favoritos– y se volvió a repetir el mismo desenlace, aunque el guión cambió sustancialmente del visto el pasado año. En los primeros compases ya se denotó a un Miereczko batallador al frente de la prueba e imponiendo su ritmo; sólo Requejo y Cirilo Jiménez –quien disputada el medio maratón– fueron quienes se atrevieron a seguir al fondista eslavo.

El ritmo no era excesivamente alto, pero se aproximaba a las dos horas veinte y Requejo -que sabía que podía estar próximo a las dos horas veinticinco, pero intentar bajar ahí podía acabar convirtiéndose en un suicidio competitivo– fue distanciándose de un polaco que, en esta edición y sintiéndose fuerte, decidió cambiar de táctica y no esperar a la iniciativa de sus perseguidores para optar al triunfo final.

En una mañana lluviosa y fría, típica para forjar las gestas deportivas y recrear la esencia épica de los émulos de Fidípides, Miereczko se enfrentó a partir del kilómetro cinco con treinta y siete interminables kilómetros en solitario contra el cronómetro y sus propias debilidades para acabar en 2 horas 21:34.