El de portero es un puesto específico que, igual que el del delantero centro, exige una apuesta firme por parte del entrenador que se precie. La diferencia estriba en que las demarcaciones de campo admiten más variantes, pero bajo la portería sólo cabe un huésped. Esta es la teoría, aunque no podemos ni debemos meternos en el papel de ningún entrenador.

Muchos aficionados se preguntan si Germán Lux se ha ganado continuar como guardián de los tres palos o, recuperado de su lesión, ha de volver Miquel Àngel Moyà a su misión de cancerbero. La respuesta la tiene Manzano que, indudablemente, sabe cuál es su preferido y tendrá que ir a muerte con él, como fue el año pasado con Víctor, en otro orden, y lo hará esta temporada con Güiza.

Hay muchos precedentes históricos. Uno de los más relevantes el del mítico portero del Athletic, Zubizarreta, un órdago personal de Javier Clemente que lo mantuvo en la portería del Athlétic hasta convertirle en internacional e insustituible en su equipo.

Los debates de portería, que aquí todavía no se han generado, son un mal síntoma porque sólo pueden producirse en el caso de una absoluta desconfianza que, por cierto, encontraríamos en la historia del Mallorca que, en una misma temporada, llegó a hacer debutar a seis porteros. Pero ha llovido mucho desde entonces y el fútbol ha cambiado enormemente, ojalá que, en todos los casos, hubiera sido para bien.