La lesión de Dorado crea un problema solamente teórico. Ni él ni Molinero han logrado competir con los titulares de bandas, aunque es verdad que, ante una baja eventual de Héctor o Fernando Navarro, los recursos pasan de escasos a inexistentes.

En cierta manera y desde fuera, sorprende la inversión en suplentes en lugar de recurrir a jóvenes canteranos, sean mallorquines o de San Petrsburgo, con proyección. Salvo mejor criterio técnico, que supongo debe ser el caso, no creo que Pau Cendrós sea peor o no pueda hacer el mismo papel que el exjugador del Málaga o el Atlético, por citar solamente un ejemploque podríamos extrapolar a otros nombres y demarcaciones.

En otro orden de cosas, el Mallorca se encuentra en un momento difícil y Manzano lo sabe. Su mensaje de ayer, leido entre líneas, no admite dudas. Unos podrán interpretar que el equipo se encuentra en la vaguada de un miniciclo de su preparación y otros entenderemos que su problema no es muy distinto al de hace un año porque, en realidad, ha cambiado sustancialmente la efectividad de la delantera, pero no la eficacia de su defensa.

Los partidos frente al Murcia y el Racing marcaron tendencias. Ya sabemos cuáles. Por eso el de mañana constituye una amenaza en toda regla y el técnico local avisa de lo que puede ocurrir para, llegado el caso, que nadie se rasgue las vestiduras antes de tiempo. Eso, al menos, es lo que yo deduzco de sus parcas explicaciones de ayer.