Hasta la fecha sólo el Racing, el Betis y el Cádiz han marcado menos goles que el Mallorca, pero si descontamos los cinco que se llevó de Son Moix la Real Sociedad, la eficacia realizadora de los hombres de Cúper se reduce a tres tantos a lo largo de ocho partidos, una cifra que exige una revisión urgente de los conceptos ofensivos en igual medida que la facilidad para encajarlos demandaba la puesta a cero de los defensivos.

Quedan lejos los tiempos en que Amato, Ezquerro, Dani o Biagini, ejercieron como los primeros defensas del equipo bermellón y, a la vez, destacaban en la lista de goleadores merced a las asistencias de Valerón, Stankovic, Ibagaza, Lauren o Engonga, entre otros. Pero este Mallorca no es aquél y, con la misma rotundidad que advertimos que la responsabilidad de defender no es exclusiva de los cuatro zagueros, la de atacar tampoco es sólo de los dos arietes.

Es verdad que, tanto frente al Racing como en Villarreal, se han creado claras ocasiones de gol que no han sido transformadas por diferentes circunstancias. Hemos salido a palo por partido desde las botas de Víctor, Arango y Jonás respectivamente. Seguimos llorando la ausencia de Luis García, que el jueves volvió a marcar para el Espanyol, mientras Cúper trata de recomponer la filosofía del contragolpe que tanto echamos de menos el pasado miércoles cuando el Celta, con uno menos y escaso acierto, trataba de asediar la muralla local.

El técnico pidió a finales de agosto un delantero centro fornido, alto; un hombre capaz de recibir, proteger y aguantar el balón que también pudiera aprovechar las entradas de los extremos por las bandas. Ha mejorado Tuni, en este aspecto, en los dos últimos partidos y cabe esperar algo más de la velocidad de Gutiérrez, pero la cantidad de belones que llegan al área enemiga en condiciones es escasa, aunque no es menos cierto que Víctor no reúne la totalidad de las características apuntadas y que a Yordi únicamente le acompañan las físicas.

La reflexión viene a cuento de que mañana el Sevilla determinará hasta qué punto se puede empezar a afirmar que el Mallorca ha recobrado seguridad defensiva y, con la tarjeta de equipo menos goleado de la categoría, obligará a un ejercicio de artillería indispensable para aspirar a la victoria.