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Análisis. Benévolos y agradecidos

El público mallorquín, me refiero a los aficionados al fútbol en general y a los seguidores del Mallorca en particular, son muy benévolos con el equipo. Igual que la mayoría de los medios de comunicación, tendemos a justificar los defectos y maximizar los aspectos positivos de un partido o de un jugador.

Cuando desde algún departamento del club, el cuerpo técnico o la propia plantilla, se alude al nervisosimo del entorno y su excesiva presión, se hace con un profundo desconocimiento de causa y sin agradecer en absoluto la tibieza de los comentarios que, desde la esfera pública o la privada, inciden en la tarea cotidiana de los futbolistas.

Si para muestra vale un botón, nos quedamos con la cruda sinceridad de Preciado tras el partido del domingo. El entrenador del Racing cargó contra su propio equipo, pero lo hizo aún en menos medida que los periódicos cántabros que, en sus ediciones de ayer, no dejaban títere con cabeza. Y todo ello pese a haber sumado un punto en campo ajeno, aunque fuera el del colista.

En el supuesto justamente contrario, le habríamos dado al Mallorca toda la moral del mundo. Así se hizo en Getafe donde, con toda la suerte de cara, los de Cúper sumaron un punto tan afortunado como lo pudiera ser ayer el que viajó a la playa de El Sardinero. El análisis fue "me quedo con el punto", a mucha distancia de la realidad intrínseca de aquel partido, direccionalmente opuesta a la del más reciente.

Sin ir más lejos, con empate a cero y un segundo tiempo lamentable, el público coreó el nombre de Choutos hasta su entrada en juego. Al griego le han bastado 30 minutos en siete partidos y dos goles intrascendentes para encandilar a propios y extraños antes de demostrar algo más que ganas, voluntad y bullicio. ¿Será que los demás no dan ni siquiera ésto?

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