Carla Antonelli, primera senadora trans en España: «Lo importante de las historias no es cómo comienzan, sino cómo terminan»

La activista por los derechos LGTBIQ+ ha presentado este viernes en Palma sus memorias, ‘La mujer volcán’, invitada por Club Les Dones

También ha participado en un encuentro con familias de niños trans organizado por Chrysallis

Carla Antonelli, ayer, en Rata Corner.

Carla Antonelli, ayer, en Rata Corner. / DM

Redacción

¿Se ha dejado algo por contar en estas memorias?

Nadie cuenta todo, todo, absolutamente todo. Eso es absolutamente imposible. Pero sí es verdad que no dejamos atrás tampoco nada. Ninguno de los momentos importantes de mi vida. El libro está escrito a cuatro manos con Marcos Dosantos, que es politólogo y también es escritor. Me gustaba cómo escribía Marcos y se lo ofrecía a él. Luego todo eso llevó un periplo de más de 25 horas de grabación, pasarlo a texto, corregir, desnudar, desvestir, añadir...

¿A qué hace referencia ‘La mujer volcán’?

Una analogía completa a lo que es mi tierra, mi idiosincrasia canaria y todo el fuego que en sí puede dar. Yo estoy criada en el sureste de Tenerife, una zona de Malpaís, volcánica... Y nací con el Teide a mis espaldas, por lo tanto, todo lo que conlleva metafóricamente de principio a final: los lagartos, el basalto o la imagen eruptiva, aunque en la vida diaria intento ser educacionalmente conciliadora, de cerrar acuerdos y que exista la armonía.

Hay episodios duros de drogas, prostitución, violencia... No debe de haber sido fácil abrirse así.

No, no, no, por eso decía que en lo más recóndito seguro que quedan cosas, pero eso no quiere decir que se dejaran cosas que han marcado, trascendentales para mi vida, como puede haber sido todo lo que comentas, o sea, aterrizar en una esquina de un parque, la prostitución, la violencia, la violencia machista, la bajada al infierno de las drogas, cómo se sale, la propia relación con mi familia y con mi madre, que a lo mejor alguna vez había señalado someramente, pero nunca había entrado, digamos, a diseccionarlas. Y en sí, todo el libro mismo, hay una moraleja, por decirlo así, que lo importante de las historias no es cómo comienzan, sino cómo terminan, cómo se finalizan o cómo las finalizamos. Porque hay bastante de cómo adueñarnos del timón de nuestras propias vidas y aunque parezca que los caminos que se nos presentan están ahí, poder crear nuevas sendas por donde transitar y cambiar incluso lo que pueda parecer a priori como ineludible destino.

¿En qué momento cogió ese timón y cambió su vida?

Puedo estar hablando de una conciencia de negación desde la propia esquina del Parque Santa Catalina, con 17 años. O sea que mi vida no podía ser eso, viendo y observando a personas trans de veintitantos años que parecía que tuvieran 50, que les había pasado el camión de la vida por encima y finales con desahucios y desarraigos totales, familiares, sociales... Entonces es la negación y no aceptación de lo que parecía que era nuestro futuro. Y ahí empiezas a fabricar y a tejer otro futuro posible. Y te rebelas también con la situación social actual en ese momento, de peligrosos sociales o de escandalosas públicas. Y haces protestas en contra de eso, pero lo haces en defensa propia. Y sin darte cuenta, de pronto apareces en medios y ya no hablas solamente por ti, empiezas a hablar por un conjunto y se extienden otro tipo de responsabilidades.

Cuando de adolescente salió de su pueblo ¿llegó a imaginarse que conseguiría lo que ha logrado?

Ni de broma. Tenías el sueño de rebelarte, tenías el sueño de no aceptación, pero de ahí a la línea que se marcó luego en un futuro, vamos, ni tan siquiera de poder volver a regresar a mi pueblo. En el día que me puse la primera hormona, yo sabía que eso era un camino hacia adelante sin marcha atrás de ningún tipo. Y en ello iba incluido el no poder regresar a mi pueblo en la vida. Es al final también la interiorización de las propias discriminaciones y que de pronto, ya no tan solo que regreses al pueblo 32 años después y regreses con honores a recoger un premio o que seas la pregonera de las fiestas, lo cual era una quimera. Eso sucedió. Pero vamos, en la esquina, ¿yo pensar que iba a ser política diputada de este país y, luego, si te parece poco, senadora? O sea, no. No hay capacidad de la misma manera que no tenemos capacidad para imaginar la inmensidad de lo que es el cosmos.

Ha sido una de las personas que más ha luchado por la Ley trans. Y hoy vemos cómo en Madrid se dan pasos atrás, mientras otras comunidades blindan los derechos...

Es la fotografía fija de la polarización de la política. Y por otro lado, lo nauseabundo de la utilización maniquea de derechos fundamentales para marcar territorio: cuán de derechas eres, cuán de ultra eres, voy a quitarle votos a Vox. Entonces entras en competencia directa y tú te conviertes en más, más todavía de lo más, como es el caso de Isabel Díaz Ayuso. Pero bueno, la lección de fondo es que nada es inmutable, que ya no solamente tenemos que continuar dibujando horizontes de futuro, de igualdad, sino que tenemos que defender con uñas y dientes lo que ya hemos conseguido porque el presente nos dice que es susceptible de que nos lo arrebaten, como de hecho está sucediendo. Podremos retroceder, pero vamos a seguir avanzando. Hemos aprendido a caernos, a levantarnos, pero además levantándonos recogiendo los cachitos que dejamos en el suelo y que nos siguen sirviendo para la nueva fabricación modus femis.

¿Y qué le diría a las mujeres que se sienten atacadas por la Ley Trans?

Todo el mundo sabe que esto es una ridiculencia como la copa de un pino, que todo esto es una cuestión fabricada, hecha cual bola de nieve. Esto ha sido siempre una guerra de poder, de luchas, de por quién lleva la bandera dentro del feminismo. Todo esto parte de una forma más masiva cuando Unidas Podemos tenía el Ministerio de Igualdad, cuando el Partido Socialista dejó el Ministerio de Igualdad, cuando Carmen Calvo en las reuniones decía que nos roban las banderas. Y hasta el punto histriónico absurdis de renegar de propios textos que había escrito el Partido Socialista. Entre Lola Galopar y yo misma redactamos la reforma de la Ley de 2007 que en cuestión de cambio de sexo registral era mucho más avanzado de lo que desgraciadamente al final salió en la Ley Integral Trans.

Dice que es socialista. ¿Podría volver al PSOE? [Desde 2023 forma parte de Más Madrid]

No, pero en ninguna parte está escrito que ser socialista sea una cosa intrínseca a militar en el PSOE. Soy, fui y moriré socialista. O sea, no todos los socialistas militamos en el PSOE y no toda la gente que pueda militar en el PSOE son socialistas, como hemos visto desgraciadamente, ¿no?

En Palma, se reúne con familias con niños trans. ¿Cuál es su papel?

Intercambiar opiniones, ver el trabajo que están haciendo, hablar de la actualidad, de las leyes, de lo que queda por andar. Y bueno, porque he tenido una relación siempre muy buena con la Asociación Chrysallis España. Y porque Chrysallis no es otra cosa, sino el producto de la visibilidad, del activismo trans en este país a lo largo de décadas. Porque venimos de una época donde éramos una vergüenza, donde se nos escondía, donde se nos repudiaba, donde se nos echaba de las casas. No nos olvidemos que las madres y los padres de hoy fueron las niñas y los niños de ayer que crecieron viendo cómo nos visibilizábamos, cómo defendíamos los derechos.

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