Una carta papal del siglo VI preocupándose por la relajación de costumbres de los monjes fue la clave que permitió descubrir en 2014 el monasterio bizantino de Cabrera, el más antiguo documentado en Balears y en la península.

Los arqueólogos que durante la campaña de verano han trabajado en el yacimiento de Cabrera, datado entre los siglos V y VII, han hallado los primeros restos de los muros del monasterio, así como unas losas señalarían la localización de dos sepulturas de la antigua construcción religiosa, el monasterio más antiguo documentado en Baleares y en España. No obstante, los investigadores creen que actualmente solo se conoce un 5% del yacimiento.

Localizar la iglesia es el objetivo que los investigadores se marcan en los próximos cuatro años, ahora que ha finalizado la campaña de 2022, aunque se procurará también, estudiar y profundizar en el conocimiento de todos los elementos que se descubran durante los trabajos de excavación, desde el punto de vista de estructuras constructivas y hallazgos cerámicos, pétreos, antropológicos, faunísticos, vegetales, numismáticos y metálicos.

Los arqueólogos que trabajan en el yacimiento del monasterio bizantino de Cabrera han finalizado la campaña de 2022 CAIB

El yacimiento está ubicado en el denominado Pla de ses Figueres, en la ensenada natural del puerto de Cabrera. La única referencia que existía de él antes de su descubrimiento era una carta del Papa Gregorio El Magno del siglo VII que dirigió al defensor Johannes, un funcionario de la curia papal. En la misiva el pontífice se hacía eco de las costumbres de los monjes y sus actividades diarias, pero también dedicaba un comentario a supuesta "laxitud disciplinaria" que le preocupaba y que todavía hoy resulta un misterio no desvelado, como si aquellos monjes perdidos en la isla del sur de Mallorca se hubieran olvidado de los preceptos cristianos. Se sabe por ejemplo que, entre otras actividades, los monjes de Cabrera, fabricaban tinte púrpura que servía para los vestidos de reyes y papas y que su valor era superior al del oro por la dificultad de su obtención.

En 1999, año del inicio de las excavaciones, los arqueólogos descubrieron unas tumbas contemporáneas a la epístola papal y en el 2014, hallaron los primeros restos del monasterio. En 2019 se halló una nueva estancia del monasterio, ubicada en la parte hallada tres años antes, que dataría del siglo VII, y un pequeño fragmento de lápida de mármol con una letra inscrita. Otros elementos recuperados han sido un importante conjunto de cerámicas de los siglos V a VII, con más de 200 bordes de Terra Sigillata africana, un conjunto de tejas reutilizadas como pavimento, un fragmento de Pietra Ollare y un anzuelo de bronce. Además las excavaciones han aportado mucha información sobre aquellos eremitas, pero todavía queda mucho trabajo por hacer, numerosas incógnitas que resolver y muchos restos arqueológicos que descubrir de lo que fue la comunidad monástica de Cabrera.

Descubrir la antigua iglesia del monasterio, el gran objetivo de las excavaciones, significaría poder conocer sus características, cronología y evolución y, por lo tanto, aportaría una información muy valiosa sobre los monjes de Cabrera, el monacato cristiano en general y la historia de Baleares en uno de sus periodos más oscuros, el que abraza los siglos V al VIII después de Cristo.

Un arqueólogo trabajando en el yacimiento del monasterio bizantino de Cabrera CAIB

¿Por qué los monjes se instalaron en Cabrera?

A esta pregunta respondió el arqueólogo Mateu Riera en un reportaje publicado por este diario en enero de 2013: "Era habitual en aquellos siglos oscuros que la difusión del monacato cristiano en el Mediterráneo occidental se desarrollara siguiendo la idea de desierto ya practicada en Oriente", argumentó el especialista. "Por ello, los monjes vieron los deshabitados y despejados islotes como los lugares ideales alejados de la civilización para instalarse". Así las cosas, se ha constatado la existencia de otros monasterios similares al de Cabrera en Iles de Lérins (sur de Francia), o en el islote italiano de Capraia.

Sin embargo, continuó el investigador, el distanciamiento monacal de las ciudades y núcleos poblacionales no podía ser total por varios motivos. En concreto, por la necesidad de captar nuevos monjes y por la propia labor de evangelización. En cuanto a ésta, "los monjes deseaban estar en contacto con la sociedad para evangelizar el mundo rural, donde aún no se había consolidado el cristianismo. Por ello, creemos que los monjes de Cabrera evangelizaron los pueblos del sur de Mallorca -observa-, y por ello también establecieron una subsede cerca de la Colònia de San Jordi, en concreto, el Illot dels Frares, donde probablemente se llevaban a cabolos intercambios de mercancías".

Objetos hallados en el yacimiento del monasterio bizantino de Cabrera CAIB