El público quiso volar más alto, aunque consiguió despegar con los brazos al aire, los aplausos y las palmas acompasadas con los pies en el Aviónica Tour. El concierto de Antonio Orozco este sábado en Palma congregó a unas 1.500 personas y dejó a todos ellos con ganas de bailar, pero el artista vinculado a la isla deleitó a los asistentes llenando con su música y mucha energía un escenario cuya iluminación roja y blanca parecía una pista, no de discoteca, sino aeroportuaria. Las primeras notas de Hoy, con la que comenzó la actuación en el festival Cultura es Vida, hicieron levantar móviles a la espera de la aparición del cantante, que no tardó ni un segundo en provocar el subidón de los asistentes, la gran mayoría mujeres.

Después vino Mírate y ahí las ganas de levantarse de las mesas del recinto de Son Fusteret ya no se podían contener. Sin embargo, las restricciones por la pandemia obligaron a ello y tuvieron que disfrutar de forma diferente. Orozco continuó con Llegará y la tierna A vuelos, precedida por las voces de los niños hablando de sus abuelos. Las canciones de este último disco fueron alternándose con otras tan conocidas como Mi héroe y Devuélveme la vida hasta que llegó el final con la esperada Entre sobras y sobras. Pero faltó «un baile de salón» con Orozco.