«Estamos desbordados de emociones, cuando me dijeron que habíamos ganado casi me desmayo», confiesa a este diario Cesc Mulet (La Perifèrica), el productor de El ventre del mar, la película que se alzó ayer en Málaga con la Biznaga de Oro. «Es una película que interpela a los sentimientos, es un acto poético, rebelde, cuando la hicimos piensa que estábamos en el peor de los confinamientos», explica Mulet. 

Pese a las dificultades, tuvieron la valentía de filmarla. «La producción ha sido muy complicada: rodar en medio del mar, en un edificio en ruinas como Es Sindicat de Felanitx y con pocos medios económicos», señala. 

El productor recuerda cuando rodaron una escena en el mar del naufragio, «fue en sa Ràpita. Uno de los figurantes, Omar, tuvo un shock emocional y lo tuvimos que sacar de allí. Mientras rodábamos, revivió su viaje en patera, que había sido hace 20 años», comenta. «Nos pensábamos que se ahogaba», añade. «En esta película hay grandes actores, pero luego están todos los náufragos que son los figurantes que para Agustí son como un gran coro griego», apunta.

«En esta película todo ha sido un milagro, pero no religioso, sino uno de esos en los que se pica mucha piedra», sostiene. «Es curioso porque hoy [ayer para el lector] es 13 de junio y el 14 de junio del año pasado Agustí terminó el guión. Mañana [hoy] hará un año que acabó de escribir esta película», desvela. «Esto no pasa habitualmente en el mundo del cine, los proyectos tardan años en levantarse, nos lo hemos currado mucho», celebra orgulloso. «Con esta película, Agustí ha hecho lo que ha querido, es el sueño perfecto», concluye. 

Agustí Villaronga y Cesc Mulet, emocionados en Málaga antes de recoger la Biznaga de Oro. Gregorio Marrero.