—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Fue usted uno de los 'Mad Men'?"

—No, pero conocí al Mad Man original, Ed Meyer, en Nueva York. La serie de ficción refleja la realidad, pero los publicitarios siempre exageran un poco.

—¿Exageran un poco o mienten un poco?

—Un buen publicitario sabe que la mentira es lo peor para los productos y las marcas.

—Venda su novela 'El hijo del doctor'.

—Trata de personajes que han pasado sus vidas siendo víctimas de la historia, vistos desde la perspectiva de esas víctimas y no de los historiadores.

—Nació usted en Argentina contra su voluntad.

—Contra la voluntad de mis padres, nadie es voluntariamente exiliado. Argentina fue un paréntesis de paz, felicidad y bienestar en medio de una vida llena de vicisitudes.

—Argentina, eterna potencia mundial en potencia.

—Es posiblemente la mayor promesa de prosperidad del mundo, nunca acabada de cumplir de modo inexplicable. En realidad, la explicación existe pero es impublicable.

—Esa corriente migratoria se ha invertido hoy.

—Claro, las corrientes migratorias definen la historia. Hoy se han calentado las guerras y el hambre, por eso el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio.

—El título de un capítulo de su libro, "Entre día y noche no hay pared", serviría para vender algo.

—Describe a la clase miserable de un país. Los pobres están condenados a vivir sin pared entre el día y la noche, nunca trabajan lo bastante para sobrevivir.

—La publicidad entiende que nos gustan las historias.

—Los publicitarios supimos muy pronto, antes que los políticos, que es imposible vender un producto de manera racional, sino solamente emocional. He aprendido a escribir redactando los guiones de esos anuncios emocionales.

—Mirarse en Ramón J. Sender es mucha ambición.

—Parece presunción, pero es en realidad admiración por mi paisano. También admiro a Boris Pasternak y al David Lean que dirigió Doctor Zhivago, a quien despreciaban en Hollywood porque procedía del montaje.

—Sender y Cela llegaron a las manos en Mallorca.

—Me carteé con Cela siendo casi un niño. Guardo su respuesta autógrafa, cuando en 1969 le comuniqué por escrito que lo habíamos nombrado miembro de honor de la Peña de Amigos de los Cojones. Aceptó, a condición de no pagar cuota.

—Ildefonso de Portopetro.

—Descubrí la isla hace treinta años y ahora paso largas temporadas en Portopetro. Encuentro en Mallorca lo que a ustedes les sobra, paz y belleza. Y ensaimadas.

—¿Brindó por la exhumación de Franco?

—No brindo nunca por los muertos, siento sencillamente respeto por ellos y compasión por los vivos.

—La publicidad clásica se muere, ¿la prensa también?

—No. Tal vez la prensa de papel muera como el cine mudo, aunque a una cierta prensa de papel le espera todavía una larga vida. Lo he pronosticado y soy un futurólogo de éxito. En cuanto al periodismo, nunca desaparecerá.

—¿Escribe novelas porque la publicidad no es seria?

—Es un lujo disponer de 40o páginas tras escribir guiones de veinte segundos, que antes eran de treinta y podrán ser de diez. Nuestra capacidad de síntesis no tiene límite.

—Le pregunto si 'El hijo del doctor' es usted, pero usted puede mentirme.

—No necesito mentirle, soy el primer sospechoso de ser uno de los miles de hijos del doctor. Borges decía que toda novela tiene mucho de autobiográfico.

—Siempre llego a los libros a través de otras personas.

—Los profesionales del marketing los llamamos prescriptores. La prescripción es la mejor publicidad, un amigo que te sopla al oído. No es boca a boca, sino boca a oreja.

—¿Se siente fuera de sitio con tanto trajín?

—Un compañero tuyo me dijo que "no me vengas con cuentos, tú podrías ser de cualquier parte". No me siento desubicado, porque soy tanto de Barbastro como de Barcelona, de Europa o de Argentina. El género humano corre por mis venas.

—"Si quieres pelea, ¡te doy una puñalada de ventaja!"

—Es una frase que el doctor dijo alguna vez para demostrar que venía de Teruel, y que las personas de ese lugar tenían conciencia de lo brutos que eran.

—¿Teruel Existe?

—El eslogan es estupendo, la prueba es que ha triunfado.

—¿Ha tenido usted algo que ver con el diseño de ese eslogan y de la campaña premiada con un diputado?

—Sí.