P La muerte sobrevuela y se intuye en su novela El último agosto.

R Debo empezar diciendo que desde hace tiempo he estado interesada en el tema de la muerte así que al decidirme a escribir una historia el tema me vino casi sin pensarlo. Creé un personaje, el protagonista, y lo fui dotando de carácter, de personalidad, pero siempre con la reflexión sobre la muerte como tema de fondo.

P No desvelamos nada si decimos que para el protagonista éste será su último verano en Mallorca.

R En absoluto, la idea de que el protagonista piensa que va a morir y que pasará su último agosto en la isla no es ninguna intriga, se desvela casi desde el principio de la novela. Esto hace que intente aprovechar al máximo todo ese tiempo de que dispone a la vez que no quiere dejar nada abierto y marchar feliz.

P ¿Por qué la muerte como tema?

R Desde que murió mi abuelo he tenido ganas de entender cómo se experimenta el saber que vas a morir. Nunca hablamos, o hablamos poco, de la muerte y todos pasaremos por ese trance. Por otra parte, una de mis más profundas experiencias fue estar al lado de una de mis mejores amigas cuando murió su padre, muy joven. La noticia nos llegó el día antes de empezar los últimos exámenes en el colegio. Fue para todas las compañeras de curso y para mí en especial una especie de trauma. En aquellos momentos tomé consciencia de que la muerte puede llegar sin avisar.

P De alguna manera ¿pretendía tratar la muerte como una cosa natural?

R Sí, quería averiguar cómo vivimos el hecho de que sabemos que vamos a morir. He pretendido reflexionar sobre ello.

P ¿Cómo se ha documentado?

R He pasado horas hablando del tema con mis padres, con familiares, con amigos. Con todos ellos ha hablado de forma abierta sobre la muerte. ¿Qué piensan? ¿Cómo se les aparece?

P De todas maneras no podemos decir que El último agosto sea un drama.

R En efecto, hay mucho más de vida que de muerte. Sobre todo hay una valoración del concepto de amistad. Si tuviera que definir el formato en términos cinematográficos, diría que es una comedia dramática. Una vez creado el personaje de Alex, el protagonista, que sabe que va a morir, lo fui dotando de una manera de pensar y de vivir que incluso puede llegar a ser optimista, a través de la amistad con Joana, una adolescente que está viviendo una relación tumultuosa a través del sexo y las drogas.

P Una amistad paternofilial.

R Efectivamente, entre ellos la relación que se establece es como de padre e hija. Alex entra en la vida de Joana para ayudarla y al mismo tiempo ella le ayuda también a él.

P Usted ha trabajado y trabaja como guionista y como directora de casting en Estados Unidos, ¿Hay algo de ese trabajo en su novela?

R Claro, de hecho la primera versión de la historia fue en formato guion y eso se nota. Comentarios de persona que han leído el libro inciden en que es muy visual

P ¿Qué hay de Núria Ferriol en El último agosto?

R De mi vida no hay mucho, al menos de forma consciente, aunque sí hay vivencias tomadas de mis padres así como historias que me habían contado mis abuelos sobre la postguerra y la época franquista, en la que mi abuelo a punto estuvo de tener que emigrar a Argentina. También hay otros personajes secundarios que han sido creados tomando como modelo personas próximas a mí, como el artista Coronado.

P ¿Por qué agosto?

R Quería que de alguna manera apareciera la luz estival de la Tramuntana, de Valldemossa, que para mí es especial y que le da a los días de agosto un color anaranjado.

P Alex vuelve a la isla, no vive en ella.

R Empecé la historia en Londres, cuando fui allí para un postgrado. Así que pensé que el protagonista también podría vivir en la capital inglesa para huir de ella a saber de su enfermedad.

P Pero él cambia su manera de convivir con la muerte.

R Sí, al principio se asusta, por eso huye de Londres para volver a sus raíces, aunque poco a poco, ya en la isla, y a través de amistades profundas cambia de manera de pensar hasta que llega a la conclusión de que lo importante no es la muerte sino la manera de afrontarla.