"La pintura es una terapia. Cuando pinto pierdo la noción del tiempo, me sumerjo en las profundidades del mundo creativo, en una meditación cromática", confiesa la artista hondureña-alemana Sandra Carl. Residente en Mallorca desde hace dos décadas, perdió a su esposo hace seis años, momento en el que decidió entregarse de modo absoluto a una antigua pasión. A sus 71 años presenta su primera exposición, una colección de 50 cuadros realizados en dos años que podrá contemplarse en la Finca San Fede, en el Camí de s'Empedrat 95 de Llucmajor, este sábado y domingo, de 11 a 18 horas.

"Lo mío es una vocación tardía", reconoce Carl, que ve ahora cumplido un viejo sueño de juventud. "Con la pintura empecé de niña. Fue mi profesora de la escuela primaria de mi Tegucigalpa la que descubrió mi camino, pero con el tiempo lo abandoné, hasta ahora", apunta.

La colección que se exhibirá en Llucmajor, y cuyas ventas se destinarán a una asociación que trabaja por la acogida de animales, está compuesta por cerca de 50 cuadros, entre los que hay óleos, acrílicos, acuarelas y dibujo a plumilla, que Sandra Carl ha venido pintando en los últimos dos años, compaginando su prolífica producción con clases en la academia de bellas artes Renacimiento en Palma, en donde ha depurando su técnica de la mano de su directora, Mónica Gutiérrez.

"Todavía busco mi verdadero camino, por lo que no dejo de curiosear. Pinto animales, naturaleza, abstracto, moderno, uso carbones, pasteles, acrílico...", comenta.

Carl se considera una "principiante" y comparte por vez primera su colección completa. "Pintar se ha convertido en mi pasión y consuelo, mi forma de comunicarme conmigo misma, expresando ideas, anhelos y suspiros", explica acerca de su vocación.

"Donaré un 80% de las ventas a una asociación de acogida de animales. Yo misma tengo dos perritos que rescaté de una de estas asociaciones y la verdad es que me enamoré de ellos cuando los vi. Espero aportar mi granito de arena con lo recaudado", subraya.