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Música

Fattoruso: "Mi utopía es que la mentira desaparezca de este mundo de patanes"

El padre del rock sudamericano, admirado por Drexler y Calamaro, ofrece dos recitales en Palma

Hugo Fattoruso, uno de los músicos más admirados en Sudamérica.

Hugo Fattoruso (Montevideo, 1943) alcanzó la fama en los 60, con Los Shakers, un grupo marcado por los Beatles y los Byrds que impactó en Sudamérica y enloqueció a toda una generación. El padre del rock sudamericano, venerado por figuras como Jorge Drexler o Andrés Calamaro, está volcado en las músicas folclóricas desde hace años y reniega de aquella etapa. Que nadie espere canciones como Rompan todo (Break It All) o Never Never en su primera visita a Mallorca, porque el músico uruguayo reniega de aquella etapa.

"Sinceramente, Los Shakers queríamos imitar algo que no era nuestro: ni la ropa, ni el estilo, ni el idioma. Es una cosa que rechazo, en cierta forma. Pero bueno, pasó y sé que no hicimos daño a nadie. Pero aquello no tiene sentido, eso no era uruguayo, para nada", confiesa.

En sus dos conciertos programados en Mallorca, mañana en el Teatre del Mar y el sábado en Es Gremi, Fattoruso interpretará un repertorio centrado en "las músicas folclóricas del planeta, las músicas regionales. La música ciudadana no me atrae para nada", aclara un músico que siente devoción por "la fuerza de la raíz, que a uno le atrapa, lo hipnotiza", subraya.

Un repertorio elegido "por intuición" que ejecutará acompañado por Albana Barrocas en la percusión. Él se situará al piano "y si aparece un acordeón prestado, lo tocaré. Es un instrumento maravilloso, me encanta, y además fue el primero".

"Con el acordeón empezó el lío", reconoce. De niño, cuando contaba seis años, "había un grupo que tocaba junto a la casa de mis padres, y yo iba a ver sus ensayos. Uno de esos músicos tocaba el acordeón. Quiero tocar ese instrumento, les dije a mis padres. Yo ya tenía una facilidad, una tendencia a acercarme a los instrumentos musicales. De pequeño nunca me acerqué a una pelota de fútbol. En mi casa mi padre arreglaba radios de aquella época y vitrolas, era un amante de la música, del jazz de Louis Armstrong y Duke Ellington, y mi madre, sombrerera, oficio que cultivaba en casa, era una enamorada de las zarzuelas, la ópera, la música clásica... En mi casa siempre hubo música, de muchos estilos. Todo eso se me impregnó en el sentimiento y me sensibilizó muchísimo", recuerda.

En Palma, Fattoruso compartirá escenario con Sandra Iriarte, "una persona muy extrovertida y mágica con la que conecté enseguida", y con otros músicos como Julio Arcalá al piano y guitarra, y César Capote al bajo.

"Vengo feliz, contento, esperanzado e incluso con vértigo", se sincera, a pesar de que su carrera contempla hasta siete décadas, desde los 50, cuando se integró en la banda de swing y dixieland The Hot Blowers, hasta la actualidad, con colaboraciones, entremedias, con artistas de la talla de Chico Buarque, Milton Nascimento, Jaime Roos o Rubén Rada. En constante proceso de investigación -"el aprendizaje es como el universo, infinito", sostiene-, sigue con la misma ilusión que en sus inicios, sabedor de que la canción perfecta no existe. "Imposible dar con ella, como también lo es dar con el político perfecto. Es un sueño, una utopía. Y me encantan los sueños. Mi utopía es que desaparezca la mentira en el planeta. El mundo está lleno de patanes", afirma.

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