P Obras escritas hace siglos siguen llenando teatros, ¿cuál es la clave del éxito del teatro clásico?
R Son clásicos porque son eternos. Son memoria nuestra y genéticamente tenemos muchos componentes que ya en el siglo XVII vivían en los ciudadanos de entonces. Para mí Lope es eterno porque hace un reflejo absoluto del ser humano. Con esta obra consigue reflejar algo muy fuerte respecto al poder y a cosas que ahora mismo nos tocan bastante.
P ¿Por ejemplo?
R El poder tiene tentáculos y puede desnaturalizar al ser humano. Tenemos a un padre que quiere mucho a su hijo pero hay un momento que se siente traicionado y como tiene poder consigue cambiar las leyes para matar a su hijo. Eso solo es posible cuando se ostenta el poder de una manera desnaturalizada.
P ¿Cómo se encara un personaje como el suyo, que comete un acto tan abominable como mandar ejecutar a su hijo?
R Es duro. Todas las personas, incluidos los actores y actrices, no queremos hurgar en sitios donde nos duele y es un proceso que te hace ahondar en temas muy jorobados y el más fuerte quizás sea éste. Hay que hacerlo a base de introspección y búsqueda y a la vez con mucho distanciamiento, porque el tema es muy duro.
P ¿ Al público joven también le interesa el teatro clásico o es más difícil engancharlo?
R No, la gente joven llega muy bien. Pensamos siempre que la comedia es lo que más les toca, pero con esta obra hemos estado casi tres meses en Madrid y tuvimos público joven porque tenemos una campaña de educación con institutos y fue impresionante ver cómo los chavales respondían. No es solo por la temática, es la forma de abordar los temas, el ritmo que tiene la función... Casi desde el inicio la compañía hace campañas educativas para crear nuevos espectadores y eso ha surtido mucho efecto, los institutos se pelean por venir a ver las obras.
P La interpretación siempre merece respeto, ¿pero las obras clásicas requieren una dosis extra? ¿se va con más cautela que al interpretar, por ejemplo, a un secundario en una serie cómica?
R Las temáticas que presentan los clásicos son siempre muy fuertes con lo que sí que hay que entrar con muchísimo respeto y humildad. Nuestro teatro clásico tiene esta condición de que es en verso, que es algo que requiere una técnica. Tiene su complejidad.
P En el siglo XXI, en un tiempo de pantallas e individualismo, seguimos yendo a disfrutar de la experiencia colectiva y única que es una función teatral... ¿eso da esperanza?
R Totalmente. Creo que es la salvación del espectador y del ser humano: reunirnos en un lugar para intercambiar nuestra energía y vivir un hecho que solo se va a vivir en ese momento. Aunque el texto sea el mismo al día siguiente, cada función es única, la energía entre los actores y el público nunca es la misma. Es la gran maravilla, la dimensión mágica del teatro.
P También ha hecho cine y televisión, ¿con qué se queda de cada medio?
R Cada uno tiene lo suyo. El teatro, además de lo que hemos comentado, te permite desarrollar un personaje desde el principio hasta el final, seguir su evolución. El cine te permite hablar con los ojos y con el sentimiento más que con las palabras. La televisión te da rapidez de reflejos y te hace ser consciente de que estás en los hogares de la gente.
P ¿Cómo ve la escena española actual?
R Tenemos grandes profesionales y todos los mimbres para tener un panorama teatral excepcional, pero no podemos olvidar que la crisis que sufrió todo el país fue muy fuerte en el teatro. Han cortado todas las vías de pequeñas y medianas distribuidoras y compañías. Los teatros han cambiado muchísimo y aún no hemos generado un nuevo modelo para restaurar todo lo que se fue al garete con la crisis. Hemos de reconstruirlo poco a poco. Sigo pensando que tenemos de lo mejor que hay en Europa, pero no tenemos las infraestructuras suficientes para que esto florezca de manera plena.
P ¿Qué le pide al nuevo Gobierno?
R Que por favor considere que la cultura es un bien social de primera necesidad, los políticos todavía no apuestan claramente por la cultura, no entiendo por qué. Creo que hay un cierto temor a la cultura, cuando es lo que nos hace realmente libres y responsables.
