Uno de los grandes genios de la actualidad, el maestro Krzystof Penderecki, está en la isla protagonizando el stage Il Maestro, 85è aniversari junto a la Orquestra Simfònica del Conservatori de Música de les Illes Balears. "Trabajar con jóvenes permite combinar la música con la pedagogía. En los estudiantes veo jóvenes que quieren tocar, quieren aprender y mi consejo es que les tiene que gustar lo que hacen", aseguró el compositor en una clase magistral con los estudiantes de composición. ¿Su consejo? "Creer que lo que haces es lo mejor". Así insistió ante el auditorio que uno debe apostar por sí mismo. "Uno tiene que ser egoísta, pensar que lo que hace es lo mejor. Es la manera para que escribir sea fácil".

Los alumnos mostraron su interés por conocer su método de trabajo, sus pautas pero el creador de La Pasión según San Lucas fue sincero: "No os puedo dar unas guías". "Nací compositor. Escucho la música en mi cabeza y luego la escribo", reconoció. Fue innovador. Aseguró que los estudiantes estaban en el conservatorio para aprender unas guías pero ya les adelantó que estas pautas luego se rompen. Eso sí, les aconsejó aprender "la artesanía de la profesión" antes de que empezaran a romper todas las reglas al tratar de convertirse en artistas. "Hay que volver un poco a la academia antigua donde primero se aprendía la artesanía antes que el arte". Continuando en el capítulo de consejos, el más importante fue que deben ser sinceros con ellos mismos. "Es esencial. Os debe gustar lo que hacéis".

Uno de los grandes mitos musicales de finales del siglo XX y principios del XXI confesó que fue con una orquesta de jóvenes con la que grabó en una semana todas sus sinfonías. Tiene ocho. "Bueno puede que fueran diez días", corrigió entre risas, lo que desató los aplausos del auditorio.

La novena

Gran amante de la naturaleza, reconoció que plantar un jardín es como crear una sinfonía. Y ya que el tema estaba sobre la mesa, surgió la pregunta de si cree en la maldición de la novena sinfonía. "La novena es la última", dijo pero luego aseguró que primero va a componer la décima y luego ya verá si se atreve con la novena. "Pero puede que no", apostilló.

Durante la charla, el maestro polaco insistió en la importancia que tiene el contrapunto, una técnica de composición que todavía forma parte del mundo académico musical de Polonia. "Para el maestro es muy importante el contrapunto", interrumpió su director asistente, Maciej Tworek. "Pero el contrapunto también es importante es nuestra vida. No debemos quedarnos en un sitio. Debemos diversificar", añadió. Un comentario muy aplaudido por el director de la Orquestra Simfònica del Conservatorio, Alfredo Oyágüez. "Me ha gustado la idea de llevar la técnica del contrapunto a la vida diaria", le comentó.

La semana de convivencia del genial maestro con los alumnos del Conservatori se traducirá este sábado a las 20 horas en un concierto que será un monográfico de Penderecki. Se interpretará Adagio de la tercera Sinfonía, el Concierto para flauta y orquesta con Massimo Mercelli como flauta solista y la Sinfonía número 4. Oyágüez remarcó que el repertorio elegido para la ocasión es de unas dificultades rítmicas muy importantes. "Es un lenguaje al que no están acostumbrados. Es una música muy difícil", puntualizó Oyágüez, que remarcó que tener al compositor y director es un doble premio para los jóvenes músicos. De todas formas, el maestro dejó claro que él primero se siente compositor antes que director. La batuta de la Sinfónica del Conservatori adelantó que tras el concierto que ha sido posible gracias al patrocinio, entre otros, de Avina y Meliá se entregará la Medalla de Honor del Conservatori a Krzystof Penderecki.

Preguntado por el ingrediente clave que debe tener un compositor, no lo dudó: "la técnica es lo más importante". Gran apasionado de Bach, admitió que lo que más admira del compositor germano es su polifonía. "Como Bach, la polifonía de Penderecki es preciosa", admitió su director asistente ante los estudiantes de composición. Y mirando a un futuro, le tentaron a decir si se atrevería a decir qué compositores se interpretarán dentro de cien años. "Espero estar componiendo una música que dentro de cincuenta años se siga tocando pero ¿quién lo sabe?". Acto seguido, el creador de obras como Polymorphia o Threnody se arriesgó. "Shostakovich fue un buen amigo. Admiraba su música. Era un gran músico, una gran compositor y un gran contrapuntista". "No hay muchos que admire. Messiaen es muy original y su música es preciosa pero no Stockhausen o Pierre Boulez". Con la elegancia que le caracteriza, el genio pidió perdón al auditorio por "si os gustan" pero dudó de que se interpretasen dentro de 100 años.