La contralto mejicana Ana-Caridad Acosta, que cuenta con más de 30 años de carrera artística, estará mañana en el Arxiu del Regne a las 19 horas para interpretar un programa que considera "exquisito" y "delicado", en el que habrá ópera, canción francesa y canción mejicana. La acompañará al piano Maria Victòria Cortès.

Che farò senza Euridice, de la obra Orfeo et Euridice de Christoph Gluck; L'amour est un oiseau rebelle y Près des rempartes de Séville, de Carmen, de Georges Bizet y Oh mio Fernando, uno de los temas de La Favorita, de Gaetano Donizetti, son las arias que interpretará. La contralto tiene debilidad por la de Donizetti, porque es "la primera aria que me aprendí. Le tengo muchísimo cariño", asegura la mejicana.

En cuanto a la parte del programa de dicado a la canción francesa, Acosta apunta que ha elegido temas de Fauré y Hanh que "son muy hermosos" y "de gran manufactura compositiva". Una de ellas, de Hahn, es À Chloris, "que puede considerarse casi una elegía, precisamente por eso la traigo, en honor a los que se han ido". Comenta que es una canción que canta muy poco, y que le ha dejado huella: "Tenía programado un concierto en México donde iba a cantarla, pero ese mismo día me avisaron de que se había suicidado una niña de 13 años a la que tenía mucho cariño. Cada vez que la canto me trae a la mente esa niña. Mi mensaje para los jóvenes es que amen la vida".

Por último, el repertorio mejicano cuenta la pieza Te quiero, dijiste, "a la que admiro muchísmo". Una compositora que se dio a conocer por el tema Júrame que interpretaba José Mojica, "el más grande cantante que Méjico ha dado al mundo", según la contralto.

Ayer tuvieron un primer ensayo con la pianista, a la que considera una persona "preciosa, muy sensible", a quien le gustó mucho la propuesta de repertorio.

Según esta veterana, la ópera está viviendo "momentos complejos": "A veces soy muy contundente, siempre digo que la ópera murió en el año 2000, pero decir esto es cruel". Lo que sí piensa es que la ópera tal y como la conoció ya no existe, y que todo el sector está en un momento de reinvención y de reencuentro con él mismo.

Asegura que, aunque muchas veces no entienda las nuevas producciones de las obras maestras, no está peleada con lo nuevo, sino que "estoy peleada con lo que altera una obra maestra". Así, sostiene que tendría que apostarse más por los nuevos compositores, pues hay muchos cuyas opera no se tienen en cuenta. "En lugar de prestar atención a los jóvenes, cogen la ópera Mona Lisa de Max von Schillings y dicen vamos a recuperar la Mona Lisa. No, la ópera no necesita ser rescatada, necesita ser respetada". Así, la profesional cree que si se quiere innovar escenográficamente, tiene hacerse aplicándolo a las nuevas obras. "Yo muero de ganas de escuchar música nueva, cosas innovadores, igual que muero de ganas de ver una obra maestra tal y como debe ejecutarse. La innovación es indispensable, pero con creaciones nuevas", piensa.