Toni Amengual, de 38 años, es el ganador del Premi Mallorca de Fotografia Contemporània, certamen que impulsa el Consell y que está dotado con 7.000 euros en metálico. El proyecto ganador ha sido elegido, de entre un total de 38, por un jurado integrado por la doctora en Historia del Arte Catalina Aguiló Ribes, el galerista y comisario Bartomeu Simonet Riera y el comisario y teórico Pedro Vicente Mullor, quien ha destacado que convocatorias como esta "sirven para impulsar un tejido cultural que acoja a los creadores que lo necesitan".

En su proyecto ganador, un portafolio de 16 fotografías titulado Androids in the Woods y una pieza audiovisual de poco más de cuatro minutos, Amengual reflexiona sobre cómo las nuevas tecnologías y las redes sociales han cambiado las relaciones humanas. Una idea, la del bosque (woods), que eligió al considerarlo un lugar ideal "en el que encontrarse a sí mismo", frente al concepto de "androids", porque "androides somos todos cuando usamos las máquinas" tan presentes en el siglo XXI.

Las fotografías de Amengual se tomaron durante el mes de diciembre de 2017, en Haukujärv (Finlandia), donde se instaló gracias a una residencia obtenida vía Institut d'Estudis Baleàrics. Utilizando la red de citas más famosa del mundo, Tinder, se marcó como objetivo experimentar en primera persona cómo nos comunicamos a través de estas plataformas, conocer gente que las usa de forma habitual y documentar esta experiencia.

"Los usuarios de Tinder reaccionaban con sorpresa al decirles que no buscaba sexo, sino solo hacer fotografías. En un mes logré cinco citas y horas y horas de conversación en las que la gente me explicaba cosas con cierta profundidad", comenta Amengual.

El trabajo del ganador del Premi Mallorca de Fotografía Contemporània refleja "la frialdad y la falta de claridad a la hora de conocer nuevas personas y establecer relaciones a través de las pantallas", según su autor.

El audiovisual que acompaña las 16 fotografías se compone de imágenes y vídeos del entorno: fotografías de capturas de pantalla de Tinder de las personas con las que tuvo contacto virtual y las fotografías de las citas que se presentan en el portafolio. La pieza también consta de una serie de retratos de familias que viven cerca de la residencia en la que estuvo.

"Con esta combinación quiero generar la idea de la búsqueda del amor y la idea romántica de pareja y familia. Toda la pieza está vertebrada por una pista de audio creada a partir de cortes de conversaciones mantenidas en el chat de Tinder y convertidas en audio con un programa de simulación de voz", señala Amengual.

Su trabajo se podrá contemplar en una exposición, con fecha aun por determinar. "Será algo muy de instalación", adelantó el fotógrafo premiado.

Nacido en Mallorca en 1980, Toni Amengual se licenció en biología por la Universitat de Barcelona en 2003, cursó estudios de fotografía en el Institut d'Estudis Fotogràfics de Catalunya entre 1999 y 2002 y obtuvo un master en fotoperiodismo en la Autònoma en 2003. Actualmente ejerce de director del Master Nova Fotografia Documental y Reportatge aplicado en el IDEP Barcelona y profesor asociado en Elisava (Barcelona). Entre sus exposiciones figuran Cómo vivir con la memoria (Museo de Arte Contemporáneo Castilla y León), Devotos (en Les Bernardes, Salt, Girona) o Holydays, muestra que se exhibió en 2016 en el Casal Solleric como resultado de ser el proyecto ganador de la convocatoria Creart.

Como señaló el director del Arxiu del So i la Imatge, Xisco Bonnín, el día de la presentación de este certamen, "la práctica fotográfica necesitaba un revulsivo, como es este Premi Mallorca, tras la desaparición del concurso PalmaPhoto. Mallorca es tierra de fotógrafos, de grandes galeristas y comisarios".

El vicepresidente del Consell, Francesc Miralles, recordó ayer que este premio, como el resto de los convocados por la institución (los de Literatura y también el de Dramaturgia), quiere ser "un reconocimiento a la creación artística de nuestra isla y todos ellos siguen un mismo patrón: no queríamos que fueran unos premios dotados solo con una cantidad económica sino que queríamos ligar el Consell a la obra y el artista ganador, estableciendo un vínculo que va más allá del premio en metálico".

"Premiamos un proyecto fotográfico. Buscábamos alguien con algo que decir. Queríamos dejar constancia de que la fotografía además de ser un arte también es un instrumento para ayudar a transformar nuestra sociedad, nuestro entorno", destacó Miralles.