Mutante, iconoclasta, desafiante, febril y con el objetivo constante de dinamitar etiquetas, Niño de Elche sube a las tablas del Teatre Principal este sábado a las 20 horas para presentar su Antología del cante flamenco heterodoxo, donde da rienda suelta a su particular visión del cante jondo y lo vuelve a poner patas arriba. Sin duda, Francisco Contreras es uno de los artistas que más ha aportado discursiva y estéticamente al flamenco.

- ¿Qué le brindará al público mallorquín en su concierto en el Teatre Principal?

- Es la traducción a concierto de mi último disco, Antología del cante flamenco heterodoxo. Es un disco largo con 27 temas y en el recital hacemos una selección intentando que represente el espíritu del trabajo.

- ¿Cómo surgió crear esta antología?

- Quería hacer un disco relacionado con el flamenco de una forma más radical sobre las piezas experimentales que he desarrollado en mis diferentes espectáculos. Cuando se lo presente al director artístico del trabajo, Pedro G. Romero, me dijo que estaba muy bien pero me recomendó que pusiéramos al servicio de la confección todas las experimentaciones que había obtenido sobre estas piezas y esta es una confección heterodoxa.

- ¿Es su disco más escéptico?

- Diría que es el disco más flamenco que he hecho.

- ¿Qué terrenos transita esta antología?

- A priori es un disco que se conceptualiza desde lo flamenco, lo flamenco entendido desde mi perspectiva y de la del director artístico Pedro G. Romero. Es una forma de entender el flamenco desde un punto de vista muy amplio y abierto. El flamenco no reside solamente en el cante, en el baile y en el toque sino que reside en otra estética, en otras expresiones artísticas. El trabajo transita por aquí.

- ¿Qué es el flamenco para el Niño de Elche?

- No me gusta tanto hablar de qué es el flamenco porque no lo sabe nadie realmente sino creo que mi cometido está en experimentar cómo funciona el flamenco, dónde reside y dónde podemos reconocer partículas de todo este funcionamiento.

- A lo largo de estos 27 temas desfilan San Juan de la Cruz, Machado, Tim Burckley, Falla, Shostakóvich o Lola Flores. ¿Cómo casan todos ellos en una misma antología?

- Trabajo con decenas de diferentes artistas desde la performance, el teatro, la danza, el cine documental, la poesía, la literatura, los grupos de rock, el jazz, la orquesta barroca, la contemporánea, el flamenco… Trabajar con agentes tan diferentes a priori me ha enseñado y me enseña cada día más que no estamos tan lejos unos de otros. Las prácticas artísticas siempre tienen conexiones y nexos. Entonces Lola Flores no está tan lejos de San Juan de la Cruz. Simplemente para descubrirlo lo que hay que hacer es mancharse, introducirse en ese mundo y experimentarlo.

- Su lema es que si experimenta es porque es un flamenco. ¿Trabajo desde el experimento en este disco?

- Sí pero ahora se me plantea el interrogante si realmente la palabra experimentación la he tenido siempre conmigo, incluso, con el flamenco clásico. Se puede experimentar a la misma altura con una voz y una guitarra que con 45 instrumentos. Eso se ha entendido muy bien curiosamente cuando este aprendizaje se obtiene del flamenco. Ahí es dónde muchas veces no sabemos escuchar nuestras prácticas más cercanas. El flamenco ayuda a experimentar.

- ¿Es un disco que obliga a escuchar?

- Es un disco que exige un buen nivel de escucha. No es un disco de una escucha fácil.

- ¿Cómo llevan los ortodoxos del flamenco su antología heterodoxa?

- Yo creo que bastante mal (risas). Lo llevan bastante mal y eso que no lo han escuchado. Si lo llegaran a escuchar, lo llevaría peor. Hay muchos prejuicios.

- ¿Precisamente, si se superaran miedos y prejuicios todo iría mejor?

- ¡Claro! Es uno de los grandes cometidos que tenemos en nuestra existencia, que podamos seguir superando miedos. Los miedos se superan con la ruptura de prejuicios y los prejuicios se rompen con conocimiento, acercándote a las cosas y observando su complejidad. No hay que tener miedo a la complejidad de la realidad pero sobre todo se rompen dándote libertad.

- ¿El Niño de Elche siempre intenta revolucionarse?

- Lo intento aunque últimamente estoy un poco fatigado porque estoy en tantos proyectos que son muchas cosas las que llevo encima. Es una especie de droga. Esa adrenalina y ese vértigo a saber qué será lo próximo aunque lo tengas conceptualizado, pensado y trabajado, hasta que no llega no se sabe qué va a pasar. No soy un artista que tiene su banda y toca desde unos términos, en cada disco cambio, en cada espectáculo cambio, entonces, es verdad que mi fatiga es una cosa de vértigo pero es una droga tan fascinante que la sigo practicando.

- ¿Qué “tantos proyectos” tiene entre manos?

- Concretamente no puedo contar mucho pero de cara al año que viene tengo entre manos un par de películas, dos libros, una ópera de cámara contemporánea, un disco con Los Planetas...

- Hevia será el nuevo presidente de la SGAE...

-La SGAE va a continuar igual porque tanto este señor como sus colaboradores han apoyado la rueda. No la ven tan negativa y son personas dentro del sistema y de la lógica de la SGAE. La SGAE no se puede regenerar por sí sola. A mis amigos que están en ella se lo he dicho y lo sigo opinando. Hay que eliminar la SGAE para que se pueda crear otra sociedad de autores o liberarlizar la Sociedad General de Autores y que no haya un monopolio. En el momento en que el Estado le da el monopolio a la SGAE, como ciudadano y profesional del arte puedo decir mi opinión. Hevia no viene a hacer nada nuevo. Todo continuará igual.