P ¿Mallorca, tierra de blues?

R Aquí tengo muchas amistades y he tocado bastantes veces. Victor Uris ha estado alguna vez con nosotros, y Joan Bibiloni y Pepe Milán son grandes amigos. La primera vez que vine a Mallorca fue en 1981, con la Orquesta Mondragón, y ya me quedé enamorado de la isla. Acababa de llegar de Estados Unidos y me enganché primero como guitarrista con Miguel Ríos, con quien toqué en el Selva Rock, en una edición en la que también estaba Kevin Ayers y Tequila. En mis primeras visitas a la isla conocí a Bibiloni, quien me descubrió Llucalcari, un lugar maravilloso.

P ¿Guarda recuerdos de Llucalcari o se los llevó la atmósfera lisérgica?

R La atmósfera lisérgica siempre ha estado ahí pero tengo la suerte de gozar de buena memoria. Amigos míos músicos han olvidado lo que ocurrió en los 70 y los 80 pero la mía es una memoria fotográfica. El ambiente de Deià era genial, muy creativo, con muchos músicos y gente con mucho nivel, que tenían mucho que ofrecer pero no estaban dispuestos a sacrificar su vida en Mallorca e irse a otros países, como hacía yo, que desde mis inicios he sido un viajero. Me sorprendió el clima de creatividad de Deià y la belleza de la isla, muy inspiradora.

P Un idilio con Balears que continúa.

R Siempre he mantenido una muy buena relación con las islas. Ahora tengo casa en Eivissa, la isla donde tomé la decisión de montar la Vargas Blues Band. Nos contrató Phil Carsson, que era el manager Jimmy Page y Paul Rodgers, y nos estrenamos en un club de Sant Antoni. Tras ese verano regresé a Madrid y grabé lo que sería All around blues, el primer disco de la Vargas.

P Todos los lunes de septiembre se le podrá encontrar en la sala Heart de Eivissa, con Undercover, fiesta que ya probó el pasado mes de junio y en la que suenan conocidos temas del rock, el soul, el blues y el funk. ¿Le divierte ponerse en la piel de un rockero residente?

R Está siendo una experiencia alucinante. Es un proyecto diferente a la Vargas Blues Band, que abarca música desde los años 50 a los 90, desde lo más futurista a Jimi Hendrix, Chuck Berry o los Doors. Aportar un poco de rock&roll y blues es una isla en la que lo que funciona es la música electrónica para mí es un gran reto. Yo no soy partidario ni de las máquinas ni de la inteligencia artificial.

P ¿Cómo digiere un bluesman como usted la tiranía de los DJ?

R Antiguamente el DJ trabajaba en la radio y era el que seleccionaba las canciones, y cuando iba a las fiestas normalmente era el feo, el que no iba a ligar ni bailar, por eso le hacían pinchar. Hoy se han convertido en los reyes de la fiesta. Son los que más cobran y más seguidores tienen, solo por llegar con un pen drive y mantener un ritmo que siempre va a la misma velocidad, sin riesgo alguno. Que un DJ tenga más poder que un músico y no se dé más importancia a una banda que ha tenido que llegar a un sitio trabajando duramente, aprendiendo a tocar un instrumento y manteniédonse en la carretera? Eso de llegar, ponerse una chaqueta y unas gafas de sol, sonreir a la gente y enchufar un pen drive tiene que ver con una moda actual. La gente no lo entiende y se engancha a eso. Una vez me puse en mi casa a trabajar con música electrónica, por curiosidad, y me di cuenta de lo fácil que es, si tienes gusto. Solo se trata de apretar botones, de pegar, editar, elegir e ir subiendo cosas por capas. No es la creatividad que hay detrás de la creación de una melodía, un ritmo o una letra. El mundo de los DJ's está sobrevalorado.

P ¿Qué han preparado para el Trui Teatre?

R Es uno de los conciertos que abre la gira de presentación del disco King of Latin Blues, publicado por Warner y con el que se conmemora la larga vida de la Vargas Blues Band. Durante el concierto sonarán algunas de las nuevas canciones de John Jagger. Nos acompañarán Luis Mayol al bajo, Peter Kunst a la batería, Bobby Alexander como cantante y el teclista Kike Serrano.