Tanto usted como Carlo Padial habéis enfocado vuestra actividad en el Atlàntida en clave de humor. Pero, ¿hay o no hay censura a día de hoy en España?

Yo creo que hay, sobre todo, autocensura. Estamos en un momento en qué por cualquier detalle que no has reparado [en una obra, en un tuit...] te la pueden liar fácilmente. Es un poco terrible. Al final, llega un punto en el que piensas "qué mas da, voy a seguir haciendo lo que hago", porque no tiene sentido estar pendiente de argumentaciones que no tienen nada que ver con tu obra. El problema que yo veo es que se están instrumentalizando ficciones para meterlas en batallas que no tienen nada que ver con ellas. El objetivo debería ser buscar el origen de la reflexión a la que invita la ficción, en su crítica, su queja... El objetivo no tiene que ser la ficción, porque las historias lo que hacen es mostrarte diferentes realidades e invitarte a reflexionar.

Si hay más autocensura que censura , ¿es el tiempo del miedo?

Sí, totalmente. Están pasando cosas que asustan a la gente. Yo fui dibujante en la publicación El Jueves y en 2014 varios colaboradores nos fuimos porque hubo autocensura dentro de la editorial, algo que para nosotros no tenía sentido. Pero también creo que estas cosas son pendulares, lo que no sé es en qué punto está el péndulo.

Mucho se habla de que el arte no tiene sentido si no es libre. Pero, ¿tiene qué haber límites?

Evidentemente, el arte tiene que ser libre. Uno tiene que poder hacer lo que le apetezca, sin ningún tipo de restricción. Los límites se los marca cada uno, cada autor. Cuando realizas una obra, tú mismo decides hasta dónde quieres llegar. Esto no es autocensura, sino los límites que van acorde con tu propio discurso. El problema viene cuando alguien te dice que no puedes ir hasta cierto punto porque te puede pasar algo, cuando hay un elemento externo que te hace pensar que quizá no debas llegar hasta ahí. No tiene nada que ver: una cosa son los límites de cada uno y otra que uno decida que no irá a según qué partes porque podría pasarle algo.

Con las redes sociales, ¿es más difícil censurar y más fácil que ´lo prohibido´ se magnifique?

Sí. Eso es algo que me llama mucho la atención. El efecto que se consigue cuando se prohíbe algo es que la gente lo vea más. Entonces, no entiendo muy bien la estrategia que hay detrás de este tipo de acciones. Puede que estemos en manos de gente completamente anacrónica a nuestra época que no son conscientes de que hoy en día, si prohíbes algo, lo único que vas a hacer es darle mecha para que se vea más. Y eso es algo que ya se viene repitiendo desde hace bastante tiempo. Volviendo a El Jueves, en 2007 hubo una publicación que fue secuestrada por su portada. Sin embargo, desde el momento en que alguien decidió que tenía que prohibirse, se masificó.

A Valtonyc se le ha querido silenciar, pero desde la denuncia de su canción, su popularidad se ha disparado. Y lo mismo ha pasado en otros casos.

Sí, esto es justo lo que pasa. En primer lugar, yo no lo hubiera denunciado. Si me ofendiera algo, lo ignoraría. Valtonyc estaba hablando a su público y para su público. Creo que con el hecho de que ahora estemos más conectados que antes hay una especie de sensación de que todo es para todos. Y no es así. No todas las obras son para todo el mundo, hay cosas que son para un determinado público. Que algunas obras molesten a alguien no implica que no puedan existir. Es tan sencillo como eso. Cuando hay algún caso de censura o prohibición o acusación, muchas veces se ataca a gente que tiene una audiencia muy concreta. Los chistes de El Jueves se descontextualizar, y es cuando lo sacas de su contexto que vienen los problemas. Lo que publica El Jueves es para el público de El Jueves. Me parece así de sencillo. Además... mucha gente se levanta enfadada.

Todo el mundo parece estar en guardia.

Estamos en un periodo de hipersensibilidad. También pasa que hay una barrera entre lo que llamamos mundo real y mundo de internet, como si lo que pasara en internet no fuera real. Hay gente que no piensa que hay personas detrás de las pantallas. Se dicen cosas que no se dirían en una conversación personal, cara a cara. Y esto es un problema. Está claro que uno puede decir lo que quiera, pero hay que recordar que se está hablando con gente.

Hablando de internet. El pasado verano triunfó con su ficción ´Todo está bien´ en Twitter,

Este tema me parece muy interesante, y creo que el mundo de posibilidades que ofrecen las redes para contar historias es un territorio casi virgen. Las redes ofrecen herramientas que no tienen otros medios. La principal es el directo, el hecho de contar una historia en tiempo real, por lo que no sabes cuando va acabar la historia, algo que me parece muy potente y que genera mucho enganche, además de cercanía. Para mí, lo interesante es entender las herramientas del medio en concreto.

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En el caso de Twitter, tenemos vídeo, encuestas, imágenes, textos, gifs€ Hay gente que solamente publica un microrrelato, y eso no es exactamente utilizar bien las posibilidades de las redes, porque me está contando algo que podría leer en un libro. No digo que no sea válido, pero creo que hay que adaptar la historia al medio para que esa historia solo pueda explicarse en ese medio. Además, hay la posibilidad de interactuar con el lector, algo que genera una cercanía muy poderosa. En Está todo bien yo contaba la historia sin interpelar a nadie, pero estaba pendiente de la conversación para poder aprovechar algunos detalles e incluirlos en la historia.

Y a partir de esa historia, nació tu primera novela ´El otro Manuel´.

Sí, salió en marzo. La verdad es que nunca había escrito una novela y estoy satisfecho. Como con el libro no podía tener la interacción de los lectores, la he escrito con un lenguaje muy sencillo, muy de tú a tú, interpelando al lector todo el tiempo. Ha sido muy cómodo y divertido. Y tengo ganas de continuar por ahí.

Llega agosto. ¿Se va de vacaciones?

Claro (ríe). Pero bueno, nunca sabes cuando vas a vivir un fenómeno paranormal que puedas contar.