Fotos: Xisco Alarido

Veinte años en los escenarios y una nueva gira llamada “Utopía”. Veinte años de grandes canciones y mejores actitudes: baila y piensa. Es La Gran Orquesta Republicana, uno de los pedazos más significativos de la historia musical balear. Ska y rock y reggae y punk es su biblia, en un recetario de temazos que lleva dos décadas conectando con público incesante de quien no importa la edad: solo que baile y piense. El carismático Javi Vegas (Vigo 1969, aunque reside en Palma desde los 6 años), cantante y principal compositor de la banda, responde a este cuestionario.

“NO VEO OTRA SALIDA MÁS QUE TRANSMITIR UN MENSAJE POLÍTICO”

-Llama la atención el nombre de la gira: tras veinte años de carrera o trabajo o amores lo que menos suelen quedar son utopías.

-Es lo más necesario. La Gran Orquesta Republicana siempre ha sido una declaración de intenciones, como ponerle a un grupo ese nombre en Mallorca hace veinte años, cuando no era tan sencillo declararse republicano. Siempre hemos buscado algo de provocación, y por ello la utopía es más necesaria que nunca.

-¿Los nadies

-Sí, son los mismos, aunque se han sumado muchos que no creían serlo. Gente que pensó que podía pagarse una casa o que su trabajo sería para siempre. Se podría decir que los nadies son todos, el 99%, gente que solo quería una casa, un coche, un trabajo y ser feliz. Los que siempre hemos procurado vivir con poco tal vez estábamos más preparados para resistir la crisis.

-¿Una banda política es una banda mejor?

-Ni mejor ni peor, pero yo no concibo hacerlo de otra manera. Mezclamos música y política porque es lo único que sé hacer. Yo soy el cantante y busco transmitir un mensaje político, no veo otra salida.

-Me lo comentaba un entrevistado el otro día: vivimos unos tiempos de mucha libertad pero también de mucha censura.

-Hay una sensación de libertad de la misma manera que antes de la crisis había una sensación de riqueza, pero es solo una sensación. Un preso también tiene una cierta sensación de libertad, pero sabe que hay unos muros. Somos libres siempre y cuando no vayamos hacia unas determinadas paredes: esto no lo puedes decir y esto no lo puedes hacer. Creo que vamos bien los que buscamos esos límites o queremos hacer ver que no existe esa libertad.

-¿Vivimos tiempos muy simplistas, en los que se condenaría por machista un mero retruécano humorístico de Galeano del tipo “si las mujeres fueran necesarias, Dios tendría una”?

-Vamos hacia esa imagen que teníamos de Estados Unidos hace ya veinte años, hacia un sistema en el que todo se judicializa y se saca de contexto.

-¿Decepcionado porque no os hayan acusado de injurias a la Casa Real? [otra de las canciones icónicas de su repertorio es La huida

-No, y soy feliz por ello. He estado tres veces en la cárcel y ha sido para actuar. No tengo interés en quedarme allí. Es absurdo que te puedan meter en la cárcel por nada más que una canción.

-¿Por qué volvisteis en 2011?

-Fue casual. Mi lo preguntó mi hermano, el otro fundador del grupo, y dije “venga va, por qué no”. Todo lo añoras. Los músicos de por aquí normalmente no venimos de un entorno o una tradición familiar musical, y aunque volver fue casi circunstancial había sensaciones que se echaban de menos.

-¿Te sigues cabreando como con veinte años y crees que consigues o pretendes llevar esa ira consciente a las canciones con la misma intensidad?

-Sí. El físico no es el mismo, pero hay algo que sí. Llámalo espíritu. Es un hilo interior que te mantiene vivo. En el escenario me identifico con lo que canto, sobre todo si es de Galeano, y con que la gente se lo pase baile, se lo pase bien. Y como soy egoísta, lo sigo haciendo porque quiero ser feliz.

-Otro gran tema del repertorio de La Orquesta: el amor. Diría que en las canciones de La Orquesta siempre tiene un punto de desespero, del tipo que Benedetti diría “amar en defensa propia” [La Orquesta tiene una adaptación del poema Te quiero

-También es algo utópico. El amor no se puede idealizar y hay que trabajarlo cada día. No sale de la nada. Para empezar, si no te quieres a ti mismo no puedes querer a otros. No solo el amor romántico, sino todos los tipos de amor.

-Me llamó mucho la atención la versión de L’estaca

-También fue casual. Estaba participando en las concentraciones de la Assemblea de Docents ya que mi compañera es maestra, y en ellas se cantaba la canción de forma espontánea. De ahí salió la idea de adaptarla.

-Tras años de carrera, ¿habéis tenido algún tipo de iniciativa o intención de acercaros al público más joven?

-No especialmente. La gente joven se ha ido sumando de manera natural. Si dependiera del público de mi generación no seguiríamos tocando [ríe]. ¡La primera fila de los conciertos tiene la mitad de mi edad, y es fantástico!

-¿Qué se sabe después de dar 1.000 conciertos que no se sepa después de escuchar 1.000 discos, ver 1.000 películas o leer 1.000 libros?

-A llevar mejor los malos momentos. Todos los grandes buenos momentos se me han olvidado.