Pep Joan, 25 años al frente y detrá del Bar Lórien.

Hay bares a los que te gusta llevar a gente. Los hay de paso, los hay anodinos, los hay pretenciosos y los hay representativos, singulares. El Lórien es un bar recoleto, acogedor, cuco, pequeño pero con un evidente magnetismo. Desde hace 25 años, suceden prodigios cuando traspasas sus pequeñas puertas. Por ejemplo, que haya música celta en directo en su minúsculo espacio.

El Lórien es el centro neurálgico de los aficionados a dicho género, pero también fue uno de los primeros en apostar por una carta de cervezas larga como el columpio de Heidi. Hoy son más de 130. Al frente, desde el primer minuto de hace 25 años, está Pep Joan (Alcoi, 1970), un figura.

El Bar Lórien celebra su 25 aniversario hoy lunes con un concierto de BOC en Ses Voltes a las 21 h.

“HEMOS CRIADO EL HÍGADO DE TRES GENERACIONES”

–Me pregunto por qué los barman que llevan 25 años tras una barra no escriben libros con todo lo que han visto.

–Porque sabemos poner cerveza pero no escribir. Lo intenté con Twitter, pero soy incapaz de poner las chorradas y las genialidades que oyes detrás de una barra. Sobre todo las chorradas.

–¿Cuántas crisis has visto pasar?

–Una, la heavy. La del 92 no la sentimos, nos cogió recién iniciados. Crisis de modo de gestión sí que he vivido más. De hecho, con esta última diría que incluso nos ha ido bien porque hemos conseguido reactivar el bar. Hace cuatro años empezamos recuperando los llonguets, y también hace tiempo que apostamos por las cervezas artesanas.

–¿Con cuántos tipos de cerveza empezaste?

–Con un tirador de San Miguel que duró dos semanas. No teníamos ni idea. Éramos carne del Sombra [clásico bar de la noche más bohemia y también canallesca que servía absenta] y del Terra [ubicado antaño en sa Gerreria, se dice que fue el primer bar de Palma en el que sonó Javier Krahe].

–¿Cuántas tienes ahora?

–Unas 135, 120 sin las cervezas artesanales, que vamos cambiando. La disponibilidad de éstas siempre es más irregular.

–La pregunta que todos se hacen: ¿te has emborrachado con todas y cada una de ellas?

–Es más difícil de lo que parece emborracharse estando detrás de una barra. Si en 25 años no he acabado en la Capistrano… [clínica especializada en tratamientos para alcohólicos]. He aplicado todo en su justa desmedida.

–¿Por qué un bar de aire celta en una isla del Mediterráneo?

–Le gustaba a mi socio [Mateu, se fue al cabo de un año de abrir]. Él fue quien lo propuso. Yo soy más de cantautores, influencia del Terra. También es que coincidió con una época en la que se puso de moda la música celta en España.

–¿Es cierta la impresión de que antes era más fácil montar un bar?

–Diría que es más fácil ahora, aunque me sorprende en qué condiciones se hace, con qué tipo de inversiones. Parece que no saben abrir un bar sin un interiorista y un decorador.

–A muchos bares carismáticos de esta ciudad los ha matado un vecino quejicoso e intransigente.

–No estoy de acuerdo. Lo que hay es clientes quejicosos e intransigentes. El vecino no te molesta; tú, si hablas a voces a las tres de la mañana, sí.

–¿Las terrazas están demonizadas en Palma?

–No, pero sí se están comiendo demasiado espacio de la gente. Y ligado a ello, en el centro cada vez hay menos vecinos de toda la vida y más turistas, que son quienes alquilan la mayoría de las casas. Dentro de poco habrá que ir más allá de las Avenidas para conocer Palma.

–¿Palma está viva o muerta?

–Yo he tenido que montar el concierto de aniversario el lunes de tanta oferta que hay, independientemente de porque sea el día que coincide con el día que abrimos.

–Solo hay dos tipos de bares: uno a los que se va a beber solo y otros a los que se va a beber en compañía. ¿De qué tipo es el Lórien?

–Ambos. Tenemos bebedores solitarios fijos desde hace años y también grupos. Cuando abrimos, la media de edad era de 18 años. También tenemos a Paco, que acaba de cumplir 84 años. Y tenemos clientes que vienen porque se lo ha recomendado sus hijos. Hemos criado el hígado de tres generaciones.

–Solo hay dos tipos de bares: unos a los que se va a ver el fútbol y otros a los que se va a ligar. ¿De qué tipo es el Lórien?

–¡Ninguno de los dos! Del Lórien se ha llegado a decir “aquí no vienen tías”, y no es del todo cierto. Hemos visto hacerse y deshacerse muchas parejas. Y también ligues para siempre. Con el fútbol probamos una temporada y no funcionó, y eso que eran partidos tipo Barça-Madrid.

–¿La gente va a las barras a confesarse?

–Sí. Aunque también es cierto que les sueles ver venir.

–¿Qué tiene de cierta la frase hecha “no te fíes de quien no se emborracha”?

–No te fíes de quien no sabe emborracharse bien. En el “discurso”, por decirlo de alguna manera, que daré el día del aniversario pido que se invente de una vez una señal internacional de “Deja de dar el coñazo”.

–¿Cuántos políticos o gente respetable cuyo nombre no sabremos nunca han perdido la verticalidad en tu bar?

–Diría que no muchos. Los que perdieron los papeles lo hicieron antes de entrar. Y nunca he sido de hacer fotos a los famosos que pasan por aquí.

–¿Cuál es tu truco casero para la resaca?

–Ibuprofeno antes de ir a dormir. Aunque el mejor truco es beber poco y de calidad.