Es tanta, tanta la música extraordinaria que se hace en España que lo raro es que no surja un nuevo grupo fascinante cada día. El penúltimo ha sido Hola a todo el mundo, unos madrileños que se autoeditaron en 2010 con un disco homónimo de fuerte tradición folk pero también con un poderoso envoltorio de modernidad. Lo tenía todo: las canciones, el sonido, la imagen.

La segunda referencia fue un EP, Estela castiza, también autoeditado, que trajo las novedades de unas interesantes letras en castellano y un sonido más setentero, robusto y hasta rugoso. Con su segundo largo, Ultraviolet Catastrophe (Mushroom Pillow, 2012), más sorpresas: vuelta al inglés y ahora la prioridad es bailar. Para ello, los sintetizadores han sustituido a instrumentos de cuerda y coros casi angelicales. El resultado es el mismo: fascinante. Álvaro Sanjuán (bajo, guitarra, percusión y teclados) responde a este cuestionario.

“LAS CANCIONES ESTÁN MUY LIBRES CON NOSOTROS”

–Os lo dirán mucho: parecéis el típico grupo español de calidad y personalidad que nunca se hará millonario en este país.

–No nos lo dicen, pero ya lo sabemos.

–No porque seáis uno más, sino porque en España se hace muchísima, muchísima música de enorme calidad.

–Depende de los gustos de cada uno, pero sí, la hay. La música requiere tanta convicción que hay que respetar a todo el que intenta dedicarse a ello.

–¿La calidad será siempre minoritaria?

–No lo sé: hay cosas con calidad que son mayoritarias. Hay grupos como Vetusta Morla o Corizonas que llegan a bastante público, lo cual te deja esperanzado.

–El nombre de vuestro grupo viene de un poema de Walt Whitman, padre del trascendentalismo, lo cual casa con vuestra música y vuestra imagen, pero a menudo se olvida que era un hombre a quien le gustaba tener los pies en la tierra y pronunciarse sobre los temas políticos de su época. ¿Os gusta tener los pies en la tierra o aspiráis a la abstracción permanente, ideal de muchos artistas?

–No te queda otro remedio que tener los pies en la tierra. Por mucho tiempo que dediques a tus paraísos personales, es en la tierra donde vas a dejar huella. Si no lo hicieses, podría ser un lastre.

–¿Por qué ahora os interesa tanto que la gente baile con vuestra música?

–Siempre nos ha interesado la conexión, sea como sea, por medio del silencio y del recogimiento o por medio del baile, que es la forma más antigua de expresión. Ahora nos apetecía hacerlo de esta manera, pero lo importante es conseguir que el público esté conectado, sea de manera extrovertida o introvertida.

–Sintetizadores: sonido urbano, realista. ¿Tanto han cambiado las cosas en el seno de Hola a todo el mundo?

–Todo está en constante cambio. Siempre hemos sufrido cambios, ahora puede que más obvios. Pero hemos vivido otros igual de importantes que tal vez no han trascendido.

–Una cuestión surge inevitable al escuchar la producción de vuestra música: ¿escribís las canciones para ser pequeñas, como Vetiver, o grandes, como Arcade Fire?

–Depende. Hemos visto cómo canciones empiezan en un punto que luego no sabemos dónde van a ir. A menudo no sabemos cómo van a acabar. Las canciones están muy libres con nosotros. Tampoco sabes nunca cuál va a conectar más con el público.

–Modos de definir vuestra música: el debut homónimo es para escuchar de día; Ultraviolet Catastrophe

–Podría ser. O para casa y relax. ¡No lo sé, porque las escribimos y desarrollamos de día!

–Me gustó mucho el volumen de rock&roll que le metisteis al EP. ¿No habéis seguido por esa senda porque con cuatro músicos es complicado llegar a esa contundencia?

–En realidad no. Y además creo que queda algo en el segundo disco, aunque puede que otros elementos llamen más la atención. Pero está ahí abajo: las guitarras y los bajos están muy distorsionados. Hay que pensar que nosotros empezamos haciendo hardcore.

–Crítica y público han calificado vuestros dos discos largos como revolucionarios en el panorama español. ¿El tercero, cuarto, quinto, sexto… también serán revolucionarios?

–No lo sé. Para bien y para mal, será lo que nos salga.

–¿Cómo ves conjugar en directo las canciones del primer disco con las del EP en castellano y las del segundo?

–No conjugan. Hicimos unos cuantos experimentos y la cosa no salió. Son fases, y aunque subjetivamente la vida de un grupo sea corta, un año es mucho para su trayectoria. Son etapas, y ahora mismo Hola a todo el mundo es lo que suena en el segundo disco.

–Si no existiesen las etiquetas no podríamos distinguir los pomelos de los nísperos en los supermercados. Respecto a vuestra música: ¿hacéis folk madrileño?

–No creo. ¿Qué hay madrileño? Somos de allí, pero no nos define.

–¿La música es importante en la capital de este país?

–Para la gente, sí. Para la gente que representa a la gente, no. Madrid no es una buena ciudad para hacer música, a pesar de que la gente quiere y necesita música. Es algo primigenio. Pero tienen que existir unas condiciones para que todo eso sea posible, y no están.

–La figura de Roy ‘Tiger’ Milton es fascinante. Deberíais descubrirle al público más figuras como él.

–Si nos dejan, lo intentaremos. Para nosotros ya es inmortal.

–La pregunta que siempre hago a los grupos de marcada personalidad: ¿a qué disco te mudarías a vivir?

–Es imposible decir solo uno. Tal vez a alguno de Beach Boys. Puede que no se note, pero nos influyen mucho.