Pep Toni Ferrer es todo lucidez: para la creación y para la reflexión. Tanto para la música como para lo que a todos nos rodea. Líder de Oliva Trencada, la publicación del tercer álbum de la banda, el extraordinario Perleta negra (se puede escuchar en http://lacasacalba.bandcamp.com/album/perleta-negra), le coloca artísticamente en la misma línea destacada que los icónicos Antònia Font, y muy por delante de otros como Manel, campeones de los acríticos y los conformistas. En lo cotidiano, su rechazo del simplismo de los extremismos, sean del bando que sean, le ha llevado a la consecuente soledad de los lúcidos.

-¿Saturado de que todos los artículos sobre Oliva Trencada citen siempre a Antònia Font?

-Sí, es un clásico, pero entiendo que hay gente que le molesta más que se lo digan. A nosotros, no. Y últimamente, como no nos molesta, nos lo dicen menos. El quid no es que te emparenten, sino que la gente que escucha a Antònia Font no nos escuchará a nosotros, aunque saliésemos cada día en los periódicos. La gente tiene unas rutinas, unas tendencias, que los Font han sabido interrumpir para introducirse en sus vidas. Y eso lo consiguen muy pocos grupos, algo que no tiene nada que ver con la calidad. Que nos emparenten con ellos siempre será positivo para nosotros: alguno caerá de nuestro lado. Somos Antònia Folk.

-Crítica y público valoran sobremanera que en vuestra música se aprecien influencias tan diversas (pop, indie, folk, jazz, bossa, post-rock...). Es de suponer que el método para que todo eso esté ahí es inconsciente. ¿O no? ¿Desarrollaste, en su momento, tu propio método?

-No hay método. Las canciones dependen mucho del momento: "He hecho una canción sobre los hoteles. Pues la haremos en clave de bossa nova freak". Cada vez juntamos más la música con lo que está diciendo la letra, sea propia o ajena. Ahora buscamos historias y experimentar con ellas. Y mezclamos tantos tipos de música porque entendemos que hay de dos tipos: la que te gusta y la que no. Como no somos de esos heavies que sólo escuchan heavy, no somos cerrados, podemos mezclar tanto. Pero no está premeditado, aunque a la improvisación se le da a veces una connotación no muy positiva.

-La narrativa costumbrista de vuestras letras es otra cosa que gusta mucho pero, ¿el costumbrismo es aburrido si no se hace de manera galáctica, humorística o reivindicativa, cosa que también sirve para que os vinculen con Antònia Font?

-Ojo, lo galáctico en ellos es tipo mainstream, mientras que nosotros hablamos de Mobles Can Barato, no de Ikea. Lo nuestro no es más casero, sino underground, de los freaks que van por la calle. En Oliva hablamos del cine Metropolitan, y es algo que sólo reconocen los del barrio. En las entrevistas en Barcelona nos preguntan si no tememos que las letras sean demasiado locales, y yo siempre digo que Manhattan de Woody Allen es local. Nuestro humor es vintage, tipo Eugenio, porque lo clásico es vanguardia, y creo que nuestra música nunca será actual, pero tampoco dejará de serlo nunca. No somos los Strokes. Nuestros discos, escuchados dentro de 20 años, tendrán el mismo significado.

-Has musicado textos de Maria Antònia Salvà y de Joan Alcover, y al mismo tiempo utilizas en tus letras palabras como "bitxicletes" o "cansión". ¿Pretendes ser renovador o irreverente?

-Una cosa es la lengua literaria y otra la coloquial. Una canción no es literaria, a no ser que musiques poemas o seas Leonard Cohen. Si haces pop-folk se utilizan estas palabras. O en castellano o en inglés, como estamos haciendo ahora. Con el idioma hay paradojas enormes: hay gente que cree somos un grupo de folk subvencionado para yayos. Y lo dice gente que no nos ha escuchado. Instituciones y organizaciones que se da por supuesto que nos ayudan no lo han hecho en absoluto. Al final parece que todo converge en Antònia Font y se ve que esas instituciones piensan "¿para qué ayudar a más grupos si ya tenemos a Antònia Font?", algo de lo que ellos, evidentemente, no tienen la culpa.

-Vinculado a lo que comentas, llama mucho la atención lo que has declarado en diversas ocasiones: "Si en los conciertos llevásemos senyeres y gritásemos 'visca la terra!' tendríamos muchos más público". Y llama mucho más la atención en tu caso, que haces una poetificación y una sublimación de lo local tan personal y creativa.

-No sé exactamente de qué depende ni cómo solucionarlo. En nuestros conciertos, a la primera canción, los 200 chavales que llevan senyeres siempre se van. Al final lo que pasa es que tanto unos como otros, los del PP, están matando al catalán con tanto extremismo. Y por otra parte, sobre las subvenciones, nosotros somos un grupo que pide 300 euros para salir a tocar, y como somos tan baratos el Govern nos prefiere a otros que piden 1.800 y que por eso sólo tocan dos veces fuera. Nos han otorgado ayudas cuatro veces, pero aún no nos han pagado. Y si nos quitan las ayudas no nos importa, porque nos las han concedido, no las hemos cobrado, pero ya hemos pagado de nuestro bolsillo lo que había que pagar y sobrevivimos. Como buenos piratas mallorquines, lo hemos amortizado por otro lado, con camisetas o cedés. Al final, los que se suponen que te tienen que ayudar piensan "¿cuánta gente lleva Oliva Trencada? 100. ¿Y Antònia Font? 1.000. ¿Y Els amics de les arts? 800. Pues montamos un concierto con Antònia Font y Els amics de les arts. Y así es como te cargas la música en catalán, quitando el trabajo a todos esos grupos. La gente escucha siempre lo mismo.

-¿Qué militancias hay en tu música?

-La misma música, el amor a las cosas sencillas y a las complicadas, la gente, las cosas cercanas, las desgracias, las virtudes, el humor y, cada vez menos, una posición política. No estamos en contra ni a favor de nadie. Políticamente somos de PH neutro. Ni centro, ni izquierda, ni derecha, ni delante, ni detrás, ni nacionalismo de un tipo ni de otro, porque todo es lo mismo.

-El sonido del último disco es muy fácil de definir: profesional. Da la impresión de que si hubieseis gastado 8.000 euros en un estudio "profesional" el resultado no habría sido mejor. ¿Ya no existen las producciones lo-fi?

-El de Alcover es más mid-fi, pero Perleta negra lo grabaron Fernando Zalazar y Michael Mesquida y suena muy bien. Con los medios de hoy en día cualquier persona puede grabar en condiciones interesantes.

-Sí, pero hay que tener la experiencia y el oído, cosa que se detecta en lo que Michael, Jordi Herrera, Xisco Albéniz o tú mismo grabáis.

-Yo soy más de ensayo error, de la escuela de Jordi. Michael lo tiene muy claro: si tiene que sonar así, hay que utilizar este micro, este compresor y en la mezcla darle este eco. A veces puede ser una limitación, porque también puede funcionar si te da por grabar una voz de ocho maneras diferentes, con micros por aquí y por allá, habiendo dormido 3 horas y fumando 3 cigarros al despertarte. Me gusta cosas probar cosas extremas porque no controlo tanto como Michael. "To play", como dicen los ingleses. Experimentar.

-En directo os he oído sonar a rock robusto, tipo Wilco, pero también más tradicionales, más folk. ¿Por dónde estás pretendiendo que vaya, a día hoy, el sonido de Oliva Trencada?

-Una mezcla de todo. Depende de la canción y del espacio. En un teatro tienes que tocar dulce y, cuando se empiezan a dormir, darles. Después mantenerlo ahí para acabar de manera salvaje. Pero en un festival tiene que ser salvaje todo el tiempo menos en las dos de en medio. En música, como en todo, hay leyes universales. Hemos tocado en muchos sitios muy diferentes, y creo que lo interesante que tenemos es que el disco y el directo no suenan muy alejados. En directo es un poco más cañero, lógicamente, pero en el disco no hay un montón de arreglos de luego no suenan en directo. Eso lo tuvimos claro desde el principio.

-Qué es para ti estar en proyectos ajenos como El gran amant: sólo trabajo, un descanso del liderazgo o una propuesta que te interesa mucho?

-Supongo que un poco de todo. El proyecto de El gran amant, de Gerard Armengol, tiene unos dos años. Le gustaba Oliva Trencada, me enseñó algunas canciones que me recordaron a mí mismo cuando empezaba, y le animé a que utilizara letras inéditas, suyas o de otro, en vez de poemas. Es muy bueno tener una persona que esté contigo cuando empiezas, gente que te diga que le gusta mucho lo que haces y que quiere participar. Es algo que yo no tuve. Me tocó ser un papito, pero me gustó porque también aprendes mucho.

-Relacionado con lo que comentabas antes: los que escuchábamos la música hecha en Cataluña en los noventa teníamos la impresión de que aquella a la que se le daba mayor atención mediática no era la más interesante, innovadora ni creativa (aparte de Antònia Font, y no es por corporativismo mallorquín). Esa sensación ha perdurado hasta el día de hoy, con grupos como Manel o Els amics de les arts. ¿Piensas lo mismo?

-El problema de esa gente es que no toma drogas. Si fumasen porros, Els amics del Manel y los Antònia de les arts... Bueno, sí es cierto que los Antònia Font van a aparte. Lo que pasa en Cataluña es que son muy políticamente correctos. Lo tienen muy claro.

-¿Te sucede lo que a la mayoría de músicos de talento en el ámbito anglosajón, que pueden vivir holgadamente de su música?

-No, ni de coña. Aquí, en Cataluña y en España, las cosas funcionan demasiado por amiguismo. La música es muy caprichosa, aunque el circuito catalán es más abierto: te suelen pagar por tocar y no te ves obligado a alquilar la sala. El idioma no abre puertas, sino las regiones geográficas, y Cataluña es la más desarrollada en este sentido. A ello no ayudan nada las descargas ilegales. Los hijos de puta de los moderniquis no se compran ni un disco, pero pagan 8 euros por un whisky. Comprarse un disco no es moderno.

-¿Cómo va a sonar el próximo disco de Oliva sobre textos de Joan Alcover? ¿Estás trabajando en algo más?

-El disco de Alcover es lo más freak que hemos hecho hasta ahora. ¡Es tremendo! Ha entrado todo: los moros, los chinos, Animal Collective, Curtis Mayfield, los payasos de sa Pobla del siglo XIX, electrónica, locutorios de internet... Y sintiendo que es una putada no haberlo hecho con letras nuestras. Ya lo haremos en el siguiente. Aparte, voy a producir el primer disco de los valencianos Mi sostingut, tal vez alguna música para algún documental, la segunda parte de Saltamartí [poemas de Joan Brossa musicados] y canto en un disco de romances de Chema 'Culebra' que se editará en Barcelona, un folkie que nació en el aeropuerto de Barajas y ha tocado con Maria del Mar Bonet o Serrat. Y le ha tocado el himno de la República con su gaita a la reina.

-Un par de cosas sobre actualidad: ¿a quién votaste el 20-N?

-No fui a votar.

-¿Una persona civilizada es una persona politizada (aunque no vaya a votar)?

-El hábito no hace al monje. Aunque la pregunta tiene tantas respuestas como interpretaciones. ¿Qué estar civilizado, tener coche e ir a trabajar cada día? Se puede ser civilizado y no estar politizado y al revés: estar politizado y no ser en absoluto civilizado, como los políticos, que son bastante incívicos.

-¿En catalán está en peligro en Balears?

-Más que estar en peligro es una cuestión de actitud. Siempre pongo el mismo ejemplo: antes sólo existía el teléfono de casa. Después ha llegado el móvil, con el que puedes llamar a quien quieras, cuando quieras y donde quieras, que es como el castellano. Y después está el teléfono del curro, que es el inglés. Cada uno tiene sus ventajas. La putada es cuando te quitan cosas, cuando viene alguien y te dice "Este y este, fuera. Sólo puedes usar el móvil". A los que dicen que sólo hay que hablar castellano porque lo habla todo el mundo hay que decirles que hablar también catalán e inglés te hace mejor persona y te permite pensar las cosas un poquito más.

-¿Europa es la solución o el problema?

-Europa es un invento de los alemanes para tener un mercado de 300 millones de personas en vez de 80. Por eso les interesa más que a nadie que exista. Son los chinos de Europa: fabrican todo lo que utilizamos. A mí, como artista, me interesa que volvamos a la peseta porque desaparecerían Primavera Sound, Benicàssim y Sónar, o sólo traerían a dos grupos de fuera que no cobrarían tres veces lo que cobran en su país de origen, como sucede ahora. Y se volverían a fabricar amplis en Barcelona.