“Este invento del rap, que tiene más de treinta años, sigue siendo algo nuevo”

El absolutismo debería ser enemigo del periodismo, pero ante la figura de Griffi (Javier Plaza, Terrassa, 1973) no existe disensión: la música que produce es única, distinguible como ninguna otra, y su nivel artístico ha sido y es insuperable. Lo fue con Solo los Solo y lo es con Chacho Brodas, nuevo proyecto protagonizado por el hedonismo musical y personal más exquisito. Ha sido reclamado por toda la primera línea del hip hop español: Tote King, Mala Rodríguez, Shotta, Tremendo, Payo Malo, 7 Notas 7 Colores, etc. Pincha este sábado en la sala Assaig 2 (apertura 0 horas; entrada 7 € con cerveza).

-Has declarado que no crees que exista un “sonido Griffi”. ¿Cómo llamamos a esas producciones y esa manera de hacer que se reconocen a la primera?

-Supongo que la gente tiene una perspectiva objetiva, pero yo no la tengo. Aunque claro que hay unos parámetros, que son no repetirse.

-Lo característico de tu “sonido” sale de mezclar rap con funk, jazz, soul y rhythm&blues pero sonando siempre muy moderno. ¿Te importa darme la fórmula de cómo se hace?

-Todo está ya en los principios del rap, cuando empezó con la innovación que suponía el sampler y después con el electro-funk. Todo aquello era muy futurista. Si cogías algo y te decían “¡pero eso es Marvin Gaye!”, tú decías “me da igual, me lo quedo”. Y desde entonces, lo importante ha sido siempre no dejar de innovar.

-Recuerda a lo dicho estos días por Robert Glasper, pianista de jazz que ha trabajado con J Dilla, Mos Def o Bilal, respecto a que la búsqueda constante de la modernidad es lo que debería guiar el sonido del hip hop. ¿Tu principal preocupación es que tu música suene moderna?

-Esa es la filosofía. Aunque a veces los samplers suenen viejos, con el ruido del vinilo de fondo, el resultado puede ser conceptualmente moderno.

-¿Has notado diferencias entre la generación de productores de hip hop que se criaron en las tiendas de discos, disco a disco, y la de ahora, que se baja discografías enteras que no escucha y que rara vez oye un álbum entero?

- Es inevitable. Los chavales de hoy son prácticos. Aunque todos, tarde o temprano, acaban mirando hacia atrás.

-Muchos letristas de rap dicen que las letras de los más jóvenes son a menudo demasiado ingenuas e inocentes, fruto de haber crecido ante un ordenador y no en la calle.

-Es cierto que hay mucho kíe de baratillo criado ante un chat, pero todo cae por su propio peso. De todas formas, siempre se encuentra gente interesante.

-En Chacho Brodas hay una apuesta muy fuerte por todo el camino que va desde la sensualidad hasta el sexo. En el modelo norteamericano suele ir vinculado a poder adquisitivo, pero en vosotros, ¿el enfoque es la ironía?

-No tanto. Las letras son reales: si hay una flipada es porque es una flipada. Me gusta que estén al límite. No lo hacemos por simple ostentación, pero si hacemos un vídeo de una fiesta en una habitación de hotel llena de pibones, la fiesta en la que siempre has querido estar, es simplemente porque podemos. Pero no es algo cómico porque no deja de ser nosotros y nuestra realidad.

-En cuanto al proceso creativo, suele haber sólo dos métodos: los que escriben música en la tranquilidad de la noche y los de tipo oficinista, que escriben de 9 a 5. ¿Cuál es el tuyo?

-Yo estoy enchufado todo el día. Me levanto por la mañana, salgo un par de horas en bici, y luego me encierro hasta las 8 o las 9. La inspiración tiene que llegar en el curro. Si llega en el bar, puede no molar tanto.

-A un amigo rapero, ante su deseo de trabajar contigo, le dijeron en su discográfica “Griffi es el mejor, pero trabajando es muy lento”. ¿Trabajas mal bajo presión?

-Podía ser cierto con los Solo, que hacíamos un disco cada tres años, pero desde luego no ahora. Acabo de sacar el de Shotta, el de Tremendo ya está listo, tengo la mitad del tercero de Chacho, he hecho un remix para Buraka Som Sistema, he trabajado en el de Pai Mei y tengo un proyecto con un trompetista de jazz. Puedo asegurar que no soy lento.

-En otros países, no sólo EE UU, un productor o artista relevante es también una figura pública: pincha en grandes clubs, se mueve entre famosos, es la imagen de campañas de grandes marcas, sale en las revistas, etc. En tu opinión, ¿por qué eso no pasa en España o sólo pasa con triunfitos y similares?

-Porque el famoseo español sólo es caspa.

-Dijo Virginia Díaz, periodista musical y presentadora de Los conciertos de Radio 3 o Los conciertos de Radio 3180 grados

-Va por ahí. Muy pocas veces pasa que algo tenga calidad y triunfe masivamente.

-El primer disco de Chacho Brodas me pareció espectacular, pero al mismo tiempo dudé de que en España hubiera público para él.

-Sabíamos que no iba a ser algo mayoritario. Tampoco los Solo lo fueron. Nunca se entendió muy bien nuestro rollo. Pero es que siempre he rechazado hacer lo que se esperaba de uno. Lo prefiero a que te coloquen en un lugar que no te toca.

-El segundo me parece apabullante: igual de exquisito, pero con el añadido de haber conseguido darle un matiz positivo al término “poligonero”, algo inédito en España. ¿Fue un intento de acercarse a las generaciones más jóvenes?

-La verdad es que no. Correspondía a mis inquietudes de entonces, y además lo hice muy rápido, en unos tres meses. Teníamos ganas de bailar, y por eso equilibré funk, soul y electro con ese rollo poligonero con el que poder ensuciarse.

-Sobre por dónde van los tiros hoy: gente como Sa-Ra Creative Partners han hecho un trabajo muy interesante; en medio estaría alguien como Kanye West, y en el otro extremo esas producciones populistas tan barrocas para gente como Nicki Minaj. ¿Las fronteras entre el “trabajo de autor” y el mainstream

-Sí, y es guay que sea así. En EE UU, los grupos underground cogen mucho nombre, y el mainstream que triunfa es el que coge de eso. Gente como Kanye West o Pharrell han conseguido meterse en el mainstream no haciendo una simple variación, sino haciendo rap puro. Cosas como esa es lo que hace que este invento del rap, que tiene más de treinta años, siga siendo algo nuevo.

-En España: hay productores que tiene destellos, pero pocos con un trabajo integral, escritores de música como R de Rumba y los Cookin’ Soul.

-Es verdad que no hay cosas claras y aplastantes, pero merece la pena estar atento. Por ejemplo, con toda la humildad, a Matador Rockers, a quienes acabamos de sacar en del Palo y hacen electrónica moderna para bailar.

-Ante el reciente Profundo

-Hace muchos años que nos conocemos. Trabajamos juntos en su La selva, por lo que ya nos teníamos cogidas las medidas. Estando él en Sevilla, yo le envié los ritmos durante un año, y luego lo grabamos todo del tirón el mi estudio, Strickly Jabugo.

-El viernes 11/11/11 dicen que vendrá el fin del mundo. ¿Has pensado ya qué vas a hacer ese día?

-¡No jodas, que para 2012 tiene que salir el tercero de Chacho! Tengo un tema, Coco y plátano, tremendo, y el disco os va a sorprender.

-¿Qué has hecho ahora, un disco de folk?

-[risas] Os aseguro que va a sorprender.