El barrio da sentido a la Ciudad

En un maremágnum atropellado de idas y venidas, reconoceremos una subyugante lectura de Palma en torno a Pere Garau

Ruth Miguel Franco

Ruth Miguel Franco / Archivo R. M.

Aránzazu Miró

Aránzazu Miró

Qué manera diferente de mirar la ciudad, las ciudades, de hacérselas suyas, la que tiene Ruth Miguel Franco. En La belleza del barrio nos propone ver la ciudad desde los ojos de quien la habita. En realidad nos muestra el barrio: lo que se habita, aquello que se vive se circunscribe al barrio. Desde él traza Ruth Miguel su particular recorrido por algunas de sus moradas: en orden no cronológico, la infancia, la juventud, la madurez que conlleva maternidad; y sin embargo, todo surge del estar de paso, del viajar, un trayecto con destino y razón de, que no nos dice, en compañía del libro con el que articula ese recorrido: En memoria de la memoria de María Stepánova (Acantilado, 2022).

Ahí, en ese maremágnum atropellado de idas y venidas, ahí, mallorquines, reconoceremos una subyugante lectura de Palma en torno a Pere Garau. Ruth Miguel no esconde sus pesquisas bibliográficas, pero tampoco desentraña todas sus lecturas: el suyo es un texto plagado de referencias más o menos claras: por dos veces menciona a Annie Ernaux en distintos libros, pero también es cáustica con «la Palma de Llop»; una visión que merece contrastar, y ella se atreve.

Con Stepánova acompaña su viaje hacia Viena. Allí comienza todo, en los círculos concéntricos de la Ringstrasse, para quedarse en Stubering 5: «El barrio es memoria y el suburbio es acontecimiento». Suburbio, periferia, polígono, son palabras que se cuestiona la autora, a la vez que disecciona las murallas de cada una de sus ciudades.

Ya hemos viajado con Ruth Miguel a los Alpes tiroleses en La Pureza (Menguantes, 2021), y eso que es fundamentalmente poeta, pero en su prosa resulta incisiva, algo corrosiva, y también mordaz.

La belleza del barrio tiene algo de tratado de urbanismo, aunque en realidad es una lectura de sus ciudades a partir de los análisis de los urbanistas: De las formas de la ciudad de Lynch a, por supuesto, la Escuela de Chicago, o Jane Jacobs, o Venturi y su estudio de Las Vegas; aparte del viejuno concepto de no lugar de Augé.

¿Lo he dicho ya? Con María Stepánova, parte de Viena para recorrer Pere Garau, en Palma, ciudad donde la autora ha asentado sus reales para ser madre, antes de huir de la quema; León de donde todo parte y a donde sigue volviendo; y Malasaña, en ese juvenil «Madrid del transporte» donde «las vidas de los otros se me mostraban luminosas y transparentes. La ciudad se abría y yo era joven».

Muros, murallas, avenidas concéntricas o zigzagueantes, Ruth hace suyas cuatro ciudades y nos propone reflexionarlas. Con su manera de vivirlas. Cuidado, que si nos movemos, podemos no salir en la foto. O quedar entre las ruinas, o entre lo que creemos que lo son; porque «lo único que cambia es una misma».

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