Construye el futuro desde hoy

El escritor, investigador y activista neoyorquino Peter Frase imagina y visualiza cuatro futuros a partir del capitalismo actual

Peter Frase.

Peter Frase. / Blackie Books

Marc Masmiquel Mendiara

Un poco de lógica, para que no sea sólo el calor lo que sea aplastante. Para saber qué pasará mañana, analizas lo que has hecho hoy y trasladas las consecuencias de tus actos.

Todo cambia, y negarlo no evita colapsos. El capitalismo es una fase, por eso tiene sentido visualizar cómo evolucionará. Necesitamos filosofía política, menos “reels” y tópicos en estos tiempos de confusión: hablemos de ecosistemas, ciencia y lucha de clases. De los rentistas, de los especuladores. De los muchos escenarios, de la polarización social.

No soy Muhammad Ali -el boxeador- pero cuando afrontas un golpe, puedes prepararte, encajarlo, o incluso evitarlo. El poeta Pedro Andreu, que nos dejó hace poco, se reía de la existencia, decía «Soñando siempre. Sin querer mirar la fecha de mi caducidad». En algún sentido Cuatro futuros escanea las posibilidades de este mundo palpitante. ¿Qué futuros soñamos?

Bajo esta premisa, el escritor, investigador y activista neoyorquino Peter Frase imagina y visualiza cuatro futuros a partir del capitalismo actual y lo cruza con otros grandes temas como la impepinable crisis ecológica, la siempre mediática robotización, y el eterno fluctuar del empleo y el desempleo. Para poder parametrizar con cierta enjundia y gracia, considera valores de abundancia y escasez, así como igualdad y desigualdad. La enésima prueba de que el PIB es uno de los peores indicadores para marcar rumbos comunes. Frase es un analista, y una mezcla (imaginaria) entre Quentin Tarantino y Noam Chomsky. Forma y fondo para desentramar que viene tras el capitalismo, qué evoluciones podemos esperar en un mundo efervescente.

Este libro, no es un ensayo académico, es un cóctel pop de economía, sociología y valentía. Frase no es Slavoj Žižek, pero tiene su jugo, puedes mojar pan, como en la yema del huevo analítico. Dice que ninguno de los escenarios tiene que materializarse y puede ser una combinación de varios o, quizás, ninguno de ellos, pero algo es claro el futuro, sea lo que sea, depende de qué grado de salvajismo se normaliza en cada ventana de oportunidades o calamidades. Gracias a una aproximación conceptual irónica y que flirtea con la ciencia ficción el autor rompe el mito y se ríe un poco de la seriedad analítica tanto del pragmatismo capitalista como de las soluciones finales de los homicidas o los tecnófilos que no saben desmontar una tostadora. Hay 4 opciones, casi como si fuese un juego. Cada opción es un futuro posible, y según se combinen los pares abundancia y escasez e igualdad y jerarquía: obtenemos paraísos o infiernos. Vean su estilo: «No debemos tomar en serio el ridículo debate sobre la existencia del cambio climático que persiste en los principales medios y en la política, particularmente en los Estados Unidos. Debatir la realidad del cambio climático causado por el ser humano ya no es relevante ni productivo. Quienes niegan la ciencia del clima en realidad no rechazan sus afirmaciones, sino que se muestran indiferentes a sus impactos. En otras palabras, son personas tan ricas y poderosas que creen que pueden escapar incluso de los peores escenarios, mientras imponen sus costes al resto de la población, siempre y cuando nuestra estructura social se mantenga. (...) Puesto que el cambio climático y la destrucción ecológica son inevitables, la única cuestión importante es cómo organizar la respuesta».

La clave de esta aventura, pues la vida no es otra cosa, es qué queremos hacer por el mejor futuro para nuestros hijos, las acciones de hoy definirán ese territorio.

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