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Elogio y refutación de la amistad

Butler ha conseguido una novela casi redonda, donde somete a los personajes a la decepción de encontrarse en un punto crítico

Nickolas Butler, autor de la novela ´Canciones de amor a quemarropa´. ASTEROIDE

Kip, Henry, Lee y Ronny son cuatro amigos nacidos en el pequeno e imaginario pueblo de Little Wing, en Wisconsin, a los que el tiempo ha llevado por cuatro caminos muy diferentes, y que en el momento de comenzar esta novela están en su treintena. En la América profunda en la que han crecido, la amistad es un valor permanente e inmutable, y pese a que no son, ni de largo, las mismas personas que se conocieron de niños o adolescentes, tratan inútilmente de mantener el mismo tipo de relación, porque lo contrario seria traicionar a las personas que fueron en aquella época. Lee ahora es una estrella de rock de resonancias planetarias; Henry ha seguido el camino natural que el destino tenía reservado para ellos: ser granjero, casarse con una buena chica del pueblo y no moverse de Little Wing; Ronny es un vaquero que sufre las secuelas de una caída mientras montaba toros, y Kip se convirtió en un empresario.

La trama está estructurada en torno a las bodas de tres de ellos. Las bodas de sus amigos son el único momento en que Lee vuelve a Little Wing, en el que se ensaya un simulacro de la amistad que tuvieron y que, como cualquier relación humana, esta ajada por el paso del tiempo y las experiencias. Cada capítulo está contado desde el punto de vista de uno de los personajes, incluyendo la esposa de Henry, y esa técnica narrativa evita que la narración se vuelva lineal y que los saltos del tiempo hacia el pasado mítico que tienen en común y el regreso al presente carezcan de artificio, y permitan al lector identificarse con el planteamiento general de la novela. Es fácil pensar en los amigos de uno mismo, en las relaciones perdidas, ancladas o rotas que han quedado en el camino, y verlas en las páginas de Canciones de amor a quemarropa. A pesar de que las tramas están perfectamente trenzadas y ajustadas para que el ritmo narrativo no se agote, uno de los problemas de este libro es que en numerosas ocasiones es difícil encontrar diferencias en los caracteres de los personajes. Salvo que sea, y no lo creemos, una decisión premeditada de crear un único personaje que podría identificarse con el estadounidense de la América profunda, todos están al servicio de una monótona descripción de paisajes invernales y de la sensación de que el tiempo físico se ha detenido para todos ellos ayudados por el entorno.

A pesar de ese "pero", Butler ha conseguido una novela casi redonda, donde somete a los personajes a la decepción de encontrarse en un punto crítico, uno más, de la vida, con todas las promesas y expectativas truncadas o a medio truncar y, en el caso del éxito, señalando su futilidad en último termino, ya he conseguido aquello por lo que tanto he peleado, y ahora qué, parecen preguntarse los personajes que al fin llegan a una meta ilusoria.

Es de agradecer que para contarnos esto no recurra a situaciones espectaculares, cortes bruscos en la trama ni otros trucos sucios de novelista que debuta: las situaciones mundanas, los grandes secretos que en el fondo son nimiedades personales y la nostalgia como verdadero objetivo vital son tres de los ejes sobre los que se basa la novela, y nos atrevemos a decir que sobre los que se basa la amistad, esa amistad en la que todos podemos reflejarnos, que cumple años con nosotros y que cada vez es más diferente y confusa.

NICKOLAS BUTLER

Canciones de amor a quemarropa

Traducción de Marta Alcaraz

ASTEROIDE, 344 P., 21,95 €/E-B., 12,99 €

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