Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cine

Hacer el diciembre

En un país que vive básicamente del turismo estival (gentileza de los sucesivos gobiernos que no han sabido fomentar otro tipo de industria), los productores y distribuidores de cine hacen caja en la época navideña

Escena de ´El Hobbit 3´, de Peter Jackson. NEW LINE/MGM/WINGNUT

En cuanto a estrenos, este año no ha habido experimentos. Si el anterior la primera parte de la segunda parte de El Hobbit se adelantó unas semanas para tomar ventaja sobre sus competidores (y alargar el recorrido en salas), este año van sobre seguro y esperan al fin de semana inmediatamente previo a las fiestas para cerrar la trilogía.

Tampoco es que la película despierte excesiva expectación, por abuso de autoridad por parte de sus creadores y productores. Si El señor de los anillos, por su extensión y densidad, justificó plenamente la división en tres entregas, El Hobitt, una novelita de poco más de doscientas páginas, daba como mucho para dos filmes de noventa minutos pelados. El descaro al estirarlo no ha pasado desapercibido a una parte de la audiencia. Aún así, el cierre será más digno que el abreviable segundo acto.

Otra película que ha despertado (relativa) expectación es Dioses y reyes, de Ridley Scott. Los cinéfilos más exigentes seguimos deseando, añorando, soñando, con que el británico recupere el duende de sus inicios, cuando encadenó tres obras casi maestras, Los duelistas, Blade runner y Alien (la primera). Después ha ido dando bandazos cada vez más comerciales, con filmes de innegable notoriedad (Gladiator) pero sin la unanimidad de los citados ejemplos. Para Dioses y reyes ha recurrido a un guionista con carrera y prestigio equivalente. Steven Zaillian deslumbró en su debut (Buscando a Bobby Fischer) y después alternó aciertos (La lista de Schindler, Despertares, Moneyball, American gangster) con obras menos exigentes (Misión imposible, Hannibal, Jack Ryan). La película bíblica recién estrenada entra por desgracia en esa segunda división. Scott y Zaillian han primado el espectáculo sobre la verosimilitud, la grandiosidad sobre la espontaneidad, el músculo físico sobre los matices de las personalidades.

Propuestas muy navideñas también, o sea sin sorpresas, son la tercera parte de Noche en el museo, y en animación, una secuela de Doraemon y otra de Mortadelo y Filemón. Mas enjundia y encanto tiene Paddington, buena adaptación de las novelas de Michael Bond sobre un adorable osito de peluche.

Una categoría que va ganando adeptos (entre los productores) es la de las historias ejemplares, parafraseando a Don Miguel. Basadas en hechos reales, o no, presentan ejemplos extremos de superación, descubrimientos -nunca es tarde- de vocación o sacrificios por buena causa. Meto en el mismo saco a Come, reza, ama, La vida secreta de Walter Mitty, o Lo imposible. El debut de Angelina Jolie tras las cámaras es más de lo mismo. Las peripecias extremas de un naufrago de la Segunda Guerra Mundial, Louis Zamperini, se han ablandado en Invencible subrayando innecesarias moralejas.

Para los cinéfilos, y los ateos o agnósticos, lo mejor de las Navidades es que una vez pasado el trago vienen semanas de excelente cine, los estrenos con aspiraciones a Oscars. Uno de los filmes que no defraudará es el biopic Mr. Turner, sobre el afamado paisajista inglés. De temática similar es Big eyes de Tim Burton sobre la reivindicación de una ilustradora en el siglo XX, arrinconada en favor de su marido por el machismo aún no erradicado tras la posguerra mundial. Descifrando Enigma intenta crear un filme a la altura del personaje real homenajeado. El matemático Alan Touring jugó un papel clave en la segunda Guerra Mundial (muchísimo más que el espía catalán 'Garbo'); tras la guerra, fue perseguido y acorralado por su homosexualidad. Dirige el noruego Morten Tyldum (Headhunters) y encabeza el actor Benedict Cumberbach, de poderosa percha y buenas maneras. Promete también Puro vicio, la última de Paul Thomas Anderson (Boogie nights, The master) adaptando una novela de Thomas Pynchon.

Como se ve, como se verá, hay propuestas más que suficientes para todos los gustos, exigencias, preferencias, condi­cionantes familiares y estados de ánimo. A disfrutar.

Compartir el artículo

stats