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Fundación Rana - Norma Duval en el Pueblo Español - Núria Marquès En estos meses en los que el protocolo sanitario nos impide disfrutar de eventos en los que amables camareros ofrecen pequeños bocados de felicidad y se puede gozar de una charla amena con invitados que, con una copa en la mano cuentan nuevos proyectos empresariales o familiares, he perdido unos kilos; y es que amo las croquetas y los canapés, sobre todo a ciertas horas cercanas a la comida o la cena. Qué le voy ha hacer, soy un «canapero». Echo de menos todas estas las fiestas y celebraciones en las que elegantes anfitriones recibían a los pies de un jardín y una carpa blanca repleta de luces a cientos de invitados. Vendrán tiempos mejores. Seguro.
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