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Miradas femeninas en un paseo de arte

Las portadas y vips de antes

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Brindis: Miradas femeninas en un paseo de arte

Debía ser el año 2001 cuando comencé a hacer crónica social. No había acabado aún la carrera de periodismo y ya durante el verano, y haciendo prácticas en este periódico, daba mis primeros pasos en este mundillo de los reportajes más “frescos y ligeros”. Estos adjetivos no contribuían precisamente a poner en valor este tipo de periodismo, donde siempre parece que priman las noticias políticas, la investigación y los sucesos. Todos los premios son para estos colegas. Pero mira por donde, la suerte de vivir en una isla como Mallorca, te permitía entrevistar a Carolina Herrera, Josep Lluís Nuñez, Estrella Morente o Kevin Spacey, por citar unos cuántos, y estar tan cerca de los reyes (los eméritos) que podías arrancarles titulares que daban la vuelta al mundo tras los atentados de Palmanova. Casi podríamos decir que soy una veterana en estos menesteres; dos décadas de profesión en las que constato una y otra vez que las portadas y personajes de antes eran de otro planeta. Ahora, en el mundo en el que vivimos, donde los admirados son producto de la televisión, donde el glamour impostado llega de la mano de títulos nobiliarios comprados y donde elevamos la superficialidad a los altares, es tiempo de reivindicar la figura del cronista social objetivo y discreto. No olviden nunca que los principales negocios se firman siempre en el transcurso de una cena. No hay mejor termómetro de lo que ocurre en un país que observar las relaciones e interacciones personales durante un cóctel. A veces uno vale más por lo que calla, que por lo que cuenta. Lecciones de profesionalidad y superioridad, las justas. 

Belleza relajada

Cierto es que no es comparable esta edición de la Nit de l’Art con sus predesoras empezando por eso, por el cambio de horario. Pero, y es un punto a favor, se ha ganado en la forma de apreciar cada una de las exposiciones al detalle; pequeñas visitas prividas donde incluso el propio artista te guía por su obra; nos pasó con la alicantina M. Reme Silvestre que nos animó a descalzarnos para sumergirnos en passar, rebre fer i desfer, instalada en la Fran Reus; o con Clara Garau, que nos sumergió en el universo de Leiko Ikemura y su Usagi Kannon en la Kewenig. Ha sido también una edición con mucha presencia femenina. Que se lo digan a Frederic Pinya que se dejó guiar por la comisaria Cristina Anglada y la muestra Cadmio Limón con artistas de la talla de Elena Alonso, Julia Dault, Larissa Lockshin, Sofia Steve o Cornelia Baltes; nos dejamos a muchas en el tintero. Especialmente me gustó la propuesta de Cristina Toledo para la Pep Llabrés y sus imágenes de mujeres en Una búsqueda infinita de la belleza.

   A lo largo de nuestro paseo nos encontramos con Mónica Galván, al frente de una de las visitas guiadas y en cuyo grupo saludamos a Herminia, Ángeles, Miquela o Francisca, muy atentas a todas las explicaciones; también compartimos paseo con Alicia Polo y su hijo Pedro, seducidos en Aba Art Lab con el trabajo de Jaime Sicilia y su Wald. 

Un confinamiento provechoso

Nos confesaba Aldo Comas que durante el confinamiento se puso a pintar; la creatividad le desbordaba y tenía que plasmar lo que sentía. A veces era su mujer, la actriz Macarena Gómez, quien le inspiraba cuadros; otras, su hijo, o sus, o la felicidad... La obra de este empresario multifacético -DJ, músico e instructor de vuelo- se expuso por primera vez estos días en Gallery Red gracias a Fiona Ferrer, que vio claro su talento. “Soy muy atrevida y enseguida me lanzo a los nuevos proyectos”. Y no se ha equivocado. Todas las pinturas se vendieron en cuestión de horas.  

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