Con tiendas en Madrid y Palma y base en Barcelona la diseñadora de Son Servera no se despega de sus raíces que la vinculan a Mallorca en cada una de sus creaciones. Una vida dedicada a la profesión de embellecer a las mujeres. Por eso es difícil definir a Rosa Esteva como una simple diseñadora de moda, su trabajo va más allá. Influida por la estética del arte y las flores desde su mas tierna infancia supo que se dedicaría a la moda cuando recibió como regalo un sari que su madre le trajo de la India. La pieza de tela adquirió mil formas y hoy esta en cada modelo que crea, piezas abiertas, transformables, con acabados artesanales y colores de esta tierra que tanto ama y añora.

-¿Por qué Cortana como nombre comercial de su marca?

-Es el "mal nom" de mi abuela, algo muy nuestro, que nos define. Yo me siento muy mallorquina y es un homenaje a toda una tradición. Vivo en Barcelona por amor, allí me casé, están mis talleres, nació mi hija, pero soy de aquí y eso se nota en mis creaciones de ropa y joyas. Los tejidos, los colores, los acabados casi perfectos tienen el alma de Mallorca.

- Evidentemente su familia ha influido mucho en su obra, incluso en la presentación de sus piezas, casi esculturas colgantes.

-Mi padre es Toni Esteva, arquitecto apasionado del arte y mi madre Catrín Cañellas, florista. Nací rodeada de arte y flores. Recuerdo ir a la escuela de Son Servera en bicicleta, cuando salíamos podíamos ir a buscar esclata-sangs, ir en barca en el paraíso de Cala Millor, hoy destruido. Mis abuelos tienen noventa y cinco años y me unen a todo lo que ya ha pasado. Mi pasión por la moda nace de ahí, de ese entorno. A mí no me gusta ver la destrucción de la belleza; me gusta embellecer.

-¿En la moda actual, no es muy complicado? La mujer no sale siempre beneficiada siguiendo las tendencias. ¿Verdad?

-Absolutamente cierto. A mí me gusta hacer a la mujer más guapa, potenciar sus atributos. Me encanta la capacidad de transformación de la moda, poder ser otra persona y sentir diferente, el disfraz, la capacidad de juego que ofrece la ropa es inacabable, por eso me entusiasma este reto tan difícil. Yo debo de ser un poco infantil, pero lo que me llama la atención de un tejido es su calidad, sus acabados, la enorme creatividad de los fabricantes. A veces un tejido te enamora y te lleva a una prenda inimaginada y al revés, hay formas imaginadas que necesitan una búsqueda ardua del tejido adecuado. Este proceso es maravilloso.

-¿Crea para un determinado tipo de mujer?

-No, me inspiro en personalidades distintas, pienso en sus necesidades. Creo que el público de Cortana son mujeres con espíritu joven y que les gusta descubrir, son mujeres inquietas que no se conforman fácilmente con marcas muy publicitadas. Buscan calidad.

-¿Qué es la calidad hoy?

Tejidos nobles, amorosos, que trasmitan sensaciones, den placer. No me gustan nada las fibras sintéticas. Los buenos acabados son básicos, costuras hechas a mano, que el interior, lo que no se ve, sea incluso más bonito y esté más cuidado porque es lo que sientes. Los acabados artesanales hacen que una prenda tenga alma. Las emociones que proporciona una prenda dependen de cómo estén acabadas las costuras, por ejemplo un fruncido en el trasero te hace sentir sexy y hace que adoptes una postura y una actitud diferentes.

-¿Cómo le gusta seducir?

-Con el misterio. Incluso Pamela Anderson podría vestirse en Cortana, todo el mundo es bienvenido, sería un reto. Hacer de una mujer tan diferente a mí una imagen que me seduzca es algo hermoso de mi profesión. La podríamos mallorquinizar.

-¿Qué otras cosas le influyen?

-Todo lo que he visto y vivido, generalmente veo cosas que para otros pasan desapercibidas. Me gusta lo teatral?

-Háblenos de su experiencia en el trabajo para una ópera que se estrenó en el teatro Real de Madrid.

-Tuve toda la libertad para hacer el vestuario de la primera producción contemporánea para el Real y fue increíble. El taller del teatro es todo lo que un creador pueda desear, todo es posible. Pides una cabellera de seis metros y la tienes sin problemas; zapatos, vestidos, todo sin límites. Fue un sueño que me encantaría repetir porque además quedé muy satisfecha con el resultado. La sensación de ver tus trajes sobre un escenario es increíble, creas a partir de algo que no tiene nada que ver con tu raíz, es una colaboración y eso lo hace muy distinto a una pasarela. Trabajas para cantantes, bailarines y todo tiene que ligar con una historia inventada por otro. En ese momento estaba embarazada, ahora hago vestuario corporativo para hostelería y no lo estoy, pero siendo diferente la sensación de crear es la misma, creas vida, creas arte, creas ropa.

-¿Qué la motiva en estos momentos?

-He estado formando una red de talleres artesanales para no tener que salir fuera y ahora ya estoy preparada para producir aquí. En España el problema de la moda es la producción, hay que ir a Oriente y a mí no me gusta como se trabaja allí, es una cuestión casi ecológica y de alma, lo industrial nace sin vida, sin rostro. Me gusta la imperfección de lo perfecto. Mi vestido soñado ya existe en esta tienda, los sueños y la realidad conviven si uno lo trabaja. Mi vestido soñado lo hice hace cuatro años y todavía lo vendo, es completamente transformable, es una prenda abierta que te transforma a ti, te involucra. Se llama vestido mil. Yo no creo en la moda que cambia cada seis meses, es impersonal y a mí me gusta lo atemporal. Además cuando sale bien un vestido es cuando ya has hecho muchos, y a mí me obsesiona la perfección y más en un proceso creativo que no acaba nunca.

-¿Quién es el creador por excelencia?

-Dios, soy creyente. Si se refiere a la moda hay muchos que me gustan, de los japoneses Comme des Garçons; franceses como Gaultier y su locura me encantan, española Sibyla. Hay tantos que no me puedo quedar con ninguno. Yo estoy definiendo mi estilo.

-¿Por qué se tiene que vestir más la gente en Navidad?

-La gente debe pensar que cuando se visten generan ilusión. Vestirse maravillosamente es un sueño, la vibración que trasmites y la gente que te ve disfruta de una buena energía. Me sorprende que la gente vaya tan sosa paseando por la calle, es invisible, es aburrido. Hay que divertirse y divertir a los demás, es un regalo maravilloso que hacemos, somos generosos.

-¿ Hace de todo, joyas incluidas, para cuando su perfume?

-Me encantaría y ya tengo el aroma, pero no es el momento. He desfilado tres veces en Gaudí Barcelona y lo paso fatal, pero tengo que crear una marca, todavía estoy en ello. Lo que sí me gustaría es desfilar fuera de España y quizás se lo pida a los Reyes Magos.

-¿Cómo ve a Mallorca?

-Veo muchas cosas por hacer. Me espantan esos hoteles horribles sin sentido que han destruido sin aportar nada, que bajan precios y venden el todo incluido en una isla que es un jardín maravilloso. No se puede perder la dignidad, hay que mantener la limpieza, quitar lo feo, no se puede vender basura porque no volverán; los turistas, aunque sean de nivel económico bajo, merecen todo el respeto. Es mi isla y me da rabia que se venda tan mal.