Salvatore Adamo es un clásico romántico que cuarenta años después de su estreno sobre un escenario sigue emocionando y conquistando corazones con sus canciones. El músico italo-belga, que al poco de empezar su carrera ya vendió más de un millón de discos gracias a temas como Mis manos en tu cintura o Un mechón de tu cabello, regresa a Mallorca para actuar este sábado en Costa Nord, dentro del ciclo Noches Mediterráneas, y demostrar que el gran valedor de la canción romántica continúa vigente.

-¿Qué ha preparado para su reencuentro con el público mallorquín?

-Las canciones que sé que los espectadores me pedirán, es decir, las de mi primera época, y otras más recientes, las de mis dos últimos discos en francés.

-¿Qué tienen en común sus canciones de antaño y las de hoy?

-La latinidad y el amor que anida en todas ellas. Al principio era un amor incierto que buscaba, ahora es más sereno. Llevo casado cuarenta años.

-¿En qué idiomas cantará en Valldemossa?

-En castellano, francés y una en italiano, la que dediqué a la princesa Paola de Lieja, Dolce Paola. Hablo seis idiomas (también alemán, inglés y flamenco) y me gusta cantar en la lengua del país en el que actúo.

-¿Qué recuerdos guarda de Mallorca?

-Las vacaciones en Andratx. Recuerdo con cariño una noche que pasé con Julio Iglesias y Demis Roussos construyendo el mundo.

-Un mundo que le ha decepcionado.

-No es el mundo de mis sueños, ni mucho menos. No es un mundo alegre, de ahí que en mi cancionero haya canciones marcadas por el compromiso social (Manuel, Inch´Allah), temas que abordan el amor desde el respeto por la libertad o el respeto hacia el otro. Las canciones deberían ser siempre evasión o sueño, pero a veces también hay que denunciar, algo que hice con la primera Guerra del Golfo, transmitida en directo para todo el mundo, como si fuera un juego electrónico. El hombre tiene un pie en la Luna y otro en la miseria. Debería elegir su prioridad. El cinismo es terrible.

-¿El romanticismo tiene cabida en este mundo en el que vivimos?

-El romanticismo no se ha perdido, simplemente ha cambiado de forma. Hoy es más pudoroso.

-¿Es la canción el mejor medio de expresión?

-Sí. La canción puede hacer reflexionar a la gente. El cantante debe hacer reflexionar a su público, aunque sea desde la utopía. Hace unos años decidí tomarme un recreo y expresarme de otra manera, de ahí que escribiera una novela (Le souvenir du bonheur est encore du bonheur), una experiencia que me permitió acercarme a la vida verdadera, de la cual me había alejado, a mi infancia, a mis amigos casi olvidados...

-¿Le incomoda que siempre le pidan las mismas canciones?

-No, porque sé lo que les debo a ellas: todo. Cuando las canto no es una rutina. En canciones como En bandolera -mi favorita en castellano-, La noche, Mis manos en tu cintura o Cae la nieve siempre me encuentro. Son canciones universales que podría haber escrito hoy.

-Siciliano de nacimiento, belga de adopción y estrella de la canción francesa, ¿de dónde se siente?

-Me siento europeo. El gran reto es construir una mentalidad europea.