Christina Rosenvinge descubrió el pop con los primeros conciertos de la movida, una época en la que "tampoco había mucho que aprender". Después de algunos proyectos oscuros alcanzó el éxito con Alex y Christina y con Christina y los Subterráneos, pero lo dejó todo por Nueva York, donde encontró la liberación. Sus últimos discos se han alejado del gran público pero la han convertido en una figura de culto respetada por la crítica especializada. "Ahora tengo menos público pero son más fieles". Con uno de esos seguidores, Nacho Vegas (ex Manta Ray), se ha embarcado en un proyecto que contempla gira, de la mano de la revista RockdeLux, y disco, Verano fatal, que se pone a la venta el próximo lunes. Un día antes, el domingo, ambos tocarán en el Teatre de Lloseta, a partir de las 21.00 horas.

-¿Por qué ha decidido formar pareja con Nacho Vegas?

-Nacho y yo nos conocimos en un Primavera Sound, después de que él me enviara un e-mail diciéndome que le había gustado mucho uno de mis discos. Desde entonces llevamos tiempo hablando de hacer algo juntos, pero nos costaba ponernos de acuerdo. Esta iniciativa de Rockdelux ha sido la excusa perfecta.

-¿Cuál es la principal virtud de Vegas?

-Sus textos, muy literarios y muy por encima de lo que suele ser una letra pop.

-¿Se enfrentan al proceso de la escritura de forma similar?

-En absoluto. Tenemos las mismas influencias, pero yo soy más hermética y más concisa, y él más prolífico.

-¿Qué ha aprendido de esta relación?

-Muchos de sus trucos de fraseo o cómo utilizar formulas más clásicas de

composición, pero de un modo muy personal.

-¿Qué es ´Verano fatal´?

-El resultado de una experiencia muy intensa y creativa, fruto de una colisión entre dos personas en julio de 2007 y hecho en un tiempo muy limitado, solo doce días.

-¿Verano le suena a Formentera?

-És vera. Soy una pequeña propietaria. Tengo un trocito de tierra allí. Yo me siento extranjera en todas partes, porque nací en Madrid pero mi familia es danesa, pero en Formentera conecto con el lugar, con la tierra, siento que tengo que estar allí, es una isla acogedora, tranquila y de alguna manera incluso espiritual. Creo que toda Balears condesa la sabiduría mediterránea. Cualquier rincón de Balears bien escogido me gusta igualmente, pero Formentera es tan pequeñita que me cabe en un bolsillo.

-¿En Nueva York se descubrió a sí misma?

-En Nueva York me volví más audaz. Me di cuenta de que cualquier idea que no hubiera tenido antes, aquel era el sitio donde sacarla.

-¿Experimentación es un término que define sus últimos trabajos?

-Tal vez sí. He intentado experimentar con fórmulas ya inventadas. Darles otro sentido.

-¿Defiende sus primeras canciones?

-Me gustan mucho. Para mí tienen todo mi valor. De hecho algunas de las canciones de los Subterráneos son de las favoritas de Nacho y Alex y Christina fue una experiencia preciosa que ha ganado con el tiempo.

-Su música, con el tiempo, ha ganado en calidad pero ha perdido público.

-Ahora me arriesgo más y hago música encuadrada en la vanguardia pop, pero creo que se puede hacer buena música entendible por todos. No creo que lo que hago ahora sea mejor, aunque sí, quizá, más valiente.

-¿Estar en la movida le sirvió para algo?

-En la movida tampoco había mucho que aprender. Más allá de una fantástica fiesta y una especie de explosión de alegría y rebeldía, lo que ha trascendido de la movida se ha glorificado con el tiempo.