"Continental 62 cierra una trilogía en la que de alguna manera he intentado cristalizar mis influencias que ya antes había esbozado", explica Cristina Rosenvinge. "Inicié un camino que llevaba mi música en dirección a algo más personal, único, sencillo", añade.

La cantante presentará este sábado, junto al hipódromo de Son Pardo en el marco del Festival Indirama, su próximo álbum, Continental 62, que saldrá a la luz el próximo mes de enero. "Es un disco importante porque lo he elaborado a lo largo de mucho tiempo y he desechado un gran número de canciones en el proceso". Con este álbum, Rosenvinge inaugura además su sello discográfico que distribuirá el trabajo en España a través de Bro.

Casada con el escritor y guionista Ray Loriga, ambos visitaron la isla por última vez durante la Tertuli@ de Deià del año pasado. "Balears tiene un paisaje de ensueño, ojalá tengan la capacidad de conservarlo".

A Cristina Rosenvinge le llegó la popularidad durante los años 80, época en que se la conoció con el dueto, Álex y Cristina. "Esa etapa fue el principio de todo. Hay influencias que todavía me marcan como el pop francés o la bosanova brasileña", comenta. "Le doy mucho valor porque creamos un mundo nuevo cuando todo lo hispano sonaba a urbano y polvoriento. Nuestro pop ha perdurado con el tiempo y es la mejor prueba de que era bueno", señala. La artista no ha salido del pop en el que se enmarcó en un principio. "Toco lo mismo, sólo que ahora es mucha más minoritario que entonces".

De vuelta de la experiencia artística en Estados Unidos su música ha supuesto un giro dentro de su propio estilo hacia la intimidad. Junto a ella, ha suscitado envidias la colaboración con el grupo Sonic Youth, grandes amigos de la también actriz.

Frozen Pool y Foreign Land fueron los dos primeros discos que editó en inglés. "La melodía tiene que adaptarse al idioma, sino funciona con el español paso al inglés", explica. Con su último trabajo alterna las dos lenguas.

Tras comprender desde dentro el mercado español y el estadounidense advierte de que las diferencias entre ambos "no son tan grandes". Con un simple vistazo lo define: "hay mucha música mala al que igual que interesante. La única diferencia es el volumen, allí cabe de todo y aquí no".

España vive un momento actual muy delicado. La piratería es un problema, "va en contra de la calidad de la música", dice. "Grabar un disco cuesta mucho dinero y se debe recuperar en las ventas. Además, se pierde la calidad cuando condensas tantas canciones en un MP3; igual por eso se recupera el directo que está en auge".

Por otra parte, el fenómeno Operación Triunfo copa el mercado español. "El programa responde a una necesidad social de ver a gente como el vecino de al lado en la televisión. Como experimento social es interesante, como producto musical es deplorable, al fin y al cabo, es un concurso de karaoke".

Aún así Rosenvinge piensa que la industria en España "es saludable". La cantante se muestra "optimista" porque "he visto crecer una nueva generación con interés cultural. Aunque el negocio esté por los suelos hay gente que busca buena música y gente que quiere hacerla".