Malas temporadas, un descarnado retrato de personajes desolados, firmado por el español Manuel Martín Cuenca, compitió ayer en la Sección Oficial del festival donostiarra, donde fue bien acogida, con Entre sus manos, de la realizadora francesa Anne Fontaine, que no convenció.

Malas temporadas es el segundo largometraje de ficción de Manuel Martín Cuenca, tras La flaqueza del bolchevique. Pero, si bien, en aquella se inspiraba en la novela homónima de Manuel Silva; su nuevo filme se basa es un guión original, firmado a medias con el cubano Alejandro Hernández. El reparto está encabezado por Javier Cámara, Leonor Watling, Nathalie Poza y el cubano Eman Xor Oña.

Este drama urbano transcurre en Madrid y cuenta varias historias que se entrecruzan. La historia de Mikel, quien acaba de salir de la cárcel y busca desesperadamente retomar la relación sentimental que mantuvo con su compañero de celda, quien ha iniciado una nueva vida y no quiere saber nada de él.

La de Ana, que ejerce de madre solitaria y trabaja en una ONG de ayuda a los refugiados. Su trabajo lo es todo, y no presta demasiada atención a su hijo, en plena adolescencia, quien, un día, decide encerrarse en su habitación y olvidarse del mundo.

O la de Carlos, un cubano exiliado que se gana la vida con el contrabando de puros y arte, que sueña con irse a Miami y mientras, mantiene una relación con la mujer del rico cubano que le compra los cuadros, una mujer paralítica y autodestructiva.

Todos son personajes en conflicto, que atraviesan una mala temporada. Personajes solitarios, desorientados, que se autoengañan y en constante huida para no enfrentarse a la realidad. Entre ellos se crean lazos solidarios, se ayudan y, gracias a esa ayuda, finalmente, logran salir del pozo de la única manera posible, dando la cara, asumiendo una verdad que antes negaban.

Se trata de un filme de personajes, introspectivo, rodado cámara en mano y hecho con pocas palabras, donde las interpretaciones -muy conseguidas-, reflejan toda la gama de sensaciones que viven.