"Algo agotada", rebosante de simpatía y con nuevo disco bajo el brazo. Así se presentó ayer en el escenario de Costa Nord (Valldemossa), donde hoy tiene prevista una actuación dentro del ciclo Noches Mediterráneas, la cantante cubana Omara Portuondo, la Gran Dama del Buena Vista Social Club, la novia del feeling, para recordarnos que su música, "al igual que todas las cosas, se mueve en torno al amor".

"Mi nuevo álbum, íntimo y más introspectivo que otros, está, como toda mi música, dedicado al amor, a la naturaleza", señaló la intérprete, nacida hace 74 años en el barrio rumbero de Cayo Hueso, en el centro de La Habana.

Portuondo, que tuvo palabras de recuerdo para Compay Segundo y alabó el ciclo de Noches Mediterráneas -"por aquí han desfilado muchas personalidades"-, apuntó que la mayoría de los temas que integran este trabajo discográfico, titulado Flor de amor, "no formaban parte de mi repertorio habitual y algunas ni las conocía, como Mueve tu cintura mulato", un son de Alejandro Almenares.

Un canto a los campesinos

Las canciones, explicó su intérprete, fueron seleccionadas por el productor Nick Gold, quien posteriorme consultó con Portuondo su elección. Así, encontramos boleros, una guajira, un mambo, guaguancó, sones... Entre sus preferidas, destacó la que da título al álbum, "una canción dedicada a los campesinos cubanos; su manera de vivir, en la naturaleza, entre las flores, es la más digna e intensa"; Tabú, "con referencias a las deidades Ochú, Ifa, Changó o Yemayá"; o Casa calor, de Carlinhos Brown, "en la que canto en portugués por primera vez".

Asimismo, la cantante elogió el trabajo realizado en el disco por el brasileño Ale Sequeira, quien ha trabajado con Brown y Caetano Veloso y recientemente fue premiado con un Grammy por Tribalistas.

Después de toda una vida dedicada a la canción, Portuondo confesó que le quedan "tantas cosas por cantar... Lo que me queda por vivir, será cantando", dijo tatareando, con su sempiterna sonrisa.

Una sonrisa que volvió a mostrar al ser preguntada por el título de Gran Dama del Buena Vista Social Club, aquel aplaudido álbum que consiguió un Grammy -era la única mujer que participó en él- y a ella le valió un reconocimiento internacional más amplio. "No soy ninguna gran dama, más bien soy algo chiquita", bromeó, para añadir, ya con semblante serio: "A Buena Vista le debo el éxito. Gracias a ese proyecto muchos me conocieron como intérprete, al igual que ocurrió con Compay e Ibrahim Ferrer. Fue una lástima que algunos muy buenos músicos cubanos se quedaran fuera; y también es una pena que yo fuera la única dama del Buena Vista Social Club. ¿Si la fama internacional me llegó un poco tarde? Más vale llegar a tiempo que ser invitado".

Omara, siempre majestuosa, evitó adelantar proyecto alguno -"nunca quiero anticiparme"-, aunque reconoció que entre sus sueños por cumplir queda el de "actuar algún día en Africa".

Respecto a su sello personal en la música, Portuondo aclaró que su estilo "no es universal, aunque se acerca a ese concepto. Canto de todo: boleros, guarachas, cha cha cha, rumbas... todo lo que tenga que ver con la cultura cubana. También jazz y música brasileña, a la que me unen sus ritmos, líneas melódicas y armonías".

La cantante también quiso alabar el trabajo de algunos de sus compatriotas, más jóvenes que ella, como los integrantes de Orishas.

Sobre el escenario de Costa Nord, Omara Portuondo estará arropada por una banda de dieciséis músicos, armados de guitarra eléctrica, saxo soprano y tenor, piano, contrabajo, tres, violín, timbales, pandeiro, congas, saxo alto y barítono, clarinete, trompetas, fliscornio...

"Podrán escuchar un instrumento que tiene que ver con la guitarra española, el tres, con tres cuerdas dobladas", adelantó la artista cubana, quien, tras mirar a su alrededor, comentó que Costa Nord es "un espacio con muy buena acústica, aunque algo caluroso".